Uno de los fundadores de la nueva mitología del siglo veintiuno ha muerto a los 95 años. Le sobreviven decenas de superhéroes que desde la ficción inspiran a sus seguidores, y que entretienen a millones de personas en todo el mundo.
En su libro “The man behind Marvel” (“El hombre detrás de Marvel”), Bob Batchelor cuenta la anécdota de cuando Stan Lee pensaba en hacer un cambio de carrera. Llevaba veinte años escribiendo comics que la mayoría de los adultos miraban con desdeño, pero le preocupaba el sustento de su familia si dejaba el empleo. Buscó el consejo de su esposa y esta le dijo: “Si te vas a retirar de todas formas, ¿por qué no escribes un comic de la manera en que te gustaría hacerlo?”
Fue entonces que Lee aceptó el pedido de su editor para que creara algo con un “grupo de héroes”. Lo hizo a su modo, lejos del estilo de la competencia en DC Comics, o los clichés que le venían imponiendo. Decidió que sus personajes no serían perfectos sino más basados en la realidad. Su grupo de cuatro héroes estaría compuesto por su líder, Reed Richards, que no tendría grandes músculos sino una mente brillante de la cual presumiría. Su novia, Susan Storm, lejos de ser un adorno sería parte fundamental del equipo. A estos se suman el hermano de Susan, Johnny Storm, un adolescente a veces impulsivo que generará tensiones familiares y un revoltoso, pero musculoso bonachón llamado Ben Grimm.
Así nacieron “Los 4 Fantásticos” y con ellos el despegue de la carrera de Stan Lee, que lo haría universalmente famoso y uno de los co-creadores de la moderna mitología del siglo veintiuno, la de los superhéroes. Era el año 1961 y Lee no solo había escrito una historia como la que quería, sino que las ventas de Marvel se incrementaron grandemente. Además, por primera vez, la empresa empezó a recibir cartas de sus seguidores.
Luego de “Los 4 Fantásticos”, y junto al talento de dibujantes como Jack Kirby o Steve Ditko, Stan Lee crearía nuevos personajes como “El Hombre araña”, “Ironman”, “Hulk” o los “Avengers”. Hoy en día, la mayoría de la gente los conoce por las más de veinte películas que conforman el universo cinematográfico de Marvel y que solo en la última década suman una taquilla superior a los 18,000 millones de dólares. Seguramente una de las propiedades intelectuales más exitosas de la historia.
Pero esta propiedad intelectual no le pertenecía a Stan Lee o a los dibujantes que como señaló él mismo con humildad “hicieron sus historias mejores de lo que eran”, sino a Marvel. Así que no le esperaría una fortuna billonaria, pero sí el reconocimiento que por décadas lo acompañó a donde fuera. Adquirió su propio estatus de superhéroe, siendo querido por una enorme legión de seguidores que año tras año esperaban por él en las convenciones de Comics para estrecharle la mano, oírlo o tomarle fotos.
Curioso como el hombre que alguna vez dudó del legado que le daría el escribir o editar comics, pasaría a la posteridad como uno de sus mayores exponentes. El creador de historias que hoy forman parte de nuestra cultura.