Diez años atrás, el 29 de junio del 2007, empezó a comercializarse la primera generación de iPhones. Nueve años después, y tras la friolera cifra de mil millones de aparatos vendidos, Apple se ha convertido en una de las empresas más valoradas de la historia.
Es difícil ver la presentación de Steve Jobs anunciando al mundo el iPhone y no celebrar su elocuencia. Era el 9 de enero del 2007, y el famoso empresario, vestido con su uniforme de suéter negro, jeans y zapatillas New Balance se pasea frente a un enorme ecran el día en que, según sus propias palabras, ha estado esperando por dos años y medio. Nos dice que ofrecerá no uno, sino tres productos nuevos: un ipod (reproductor de música) de pantalla grande, un celular revolucionario y un dispositivo de “comunicación por Internet”.
Al inicio el público no parece captar a qué se refiere (“¿tres aparatos nuevos?”), hasta que con humor Jobs aclara que en realidad se trata de un único dispositivo, al que bautiza como iPhone. Ante los vítores de los presentes, continúa con su presentación de ventas, argumentando punto por punto porque piensa que se trata de un aparato que revolucionará la industria, comparándolo con los smartphones existentes por aquel entonces.
Aquella presentación decantaría en las innumerables colas que se formarían ante las tiendas de Apple apenas seis meses después. Pero ese día, pocos sabían que la empresa de Cupertino apenas contaba con una docena de prototipos para probar. Estos eran tan preciados, y escasos, que el que manejó Steve Jobs frente a la audiencia fue traído del Asia por un ejecutivo que viajó para tal fin. El software aún no estaba terminado, por lo que el aparato daba error si es que no se seguía una secuencia precisa de sus funciones en la demostración, lo cual hubiera causado una catástrofe a la marca. Sin embargo, ello no ocurrió y la apuesta dio sus dividendos.
Han transcurrido diez años desde que los primeros compradores salieran de las tiendas cargando sus nuevos teléfonos, sonrientes para las cámaras que registraban la noticia. Desde entonces, se ha sucedido una progresión de números que por su tamaño es difícil de aprehender. El año pasado se vendieron 212 millones de iPhones, el equivalente a 24,000 cada hora. A pesar de que solo representan el 14% del mercado mundial, se estima que toman del 60 al 75% de las utilidades en el rubro de smartphones, lo que ha dado lugar a que Apple mantengan 256,800 millones de dólares en liquidez, es decir, lo suficiente para comprar cinco veces un gigante industrial como Ford Motor.
Ciertamente que los rivales y detractores del iPhone no faltan. Con razón señalan sus altos precios comparados a alternativas más económicas y semejantes en funcionalidad, como las ofrecidas por los celulares Android. O el hecho de que es un sistema cerrado y controlado con mano férrea por Apple, quien crea conectores únicos para cargar sus baterías o audífonos que no son compatibles con otros equipos. O el hecho de que muchas de sus innovaciones ya existan previamente en el mercado. Sin embargo, ante las cifras, es indiscutible que, en el mundo de los celulares, hay un ante y después a partir de la aparición de este teléfono diez años atrás.