Un nuevo libro muestra cómo las búsquedas que hacemos en Google, desde la privacidad de nuestros teclados, puede ayudarnos a conocer más de nuestras sociedades.
“Todos mienten” era uno de los dichos favoritos del Dr. House, en la serie televisiva que llevaba su nombre. Él afirmaba que los pacientes no decían la verdad, ya sea por temor o vergüenza, así que prefería enviar a su equipo a irrumpir en la casa del enfermo de turno, para buscar lo que pudiera haber originado su padecimiento. De manera semejante, en el libro recientemente publicado “Todos mienten” (“Everybody lies: Big Data, New Data, and What the Internet Can Tell Us About Who We Really are”), el científico de datos Seth Stephens-Davidowitz, da cuenta de cómo la información que proporcionamos a las encuestadoras o publicamos en las redes sociales no siempre es veraz, a diferencia de la que registramos, por ejemplo, cada vez que realizamos alguna búsqueda en Google.

El autor parte de su experiencia usando la herramienta “Google Trends”. Esta permite conocer los términos más empleados por la gente cuando busca información. Con ella se propuso averiguar el impacto del racismo en las elecciones norteamericanas del 2008. Si bien había ganado Obama, y una encuesta de Gallup indicaba que su raza no había jugado un papel en su contra, Stephens encontró que en la noche de la elección una de cada cien búsquedas por Google que tenían la palabra Obama contenían también “KKK” (por el movimiento racista Ku Klux Klan) o “nigger”.
La data mostraba no solo un incremento importante en los términos racistas que la gente había empleado, sino que esta procedía no solo de los sospechosos comunes (Republicanos del Sur), sino también de buena parte del Este de Estados Unidos, incluyendo estados de mayoría Demócrata. El mapa que elaboró con esta información se condice con los estados que favorecerían a Trump cuatro años después.
Y es que muchas veces la gente le confía a la intimidad de sus teclados lo que no le dice a un encuestador. Ya sea en las redes sociales o con quienes nos rodeen, lo habitual será que queramos mostrar lo más favorable de nosotros. Sin embargo, la cantidad de información que dejamos desde el pseudo-anonimato de nuestras búsquedas por Internet, puede dar a los investigadores como Stephen un enorme conjunto de datos para conocer más a nuestras sociedades. En su libro, y siempre desde la realidad norteamericana, cubre temas como el prejuicio racial, el abuso infantil y la sexualidad.
Hoy en día, tanto los investigadores sociales, como los gobiernos o las empresas, tienen a disposición grandes conjuntos de datos que se generan con cada actividad que realizamos conectados a Internet. Por ejemplo, Netflix conoce qué películas hemos visto y Amazon si es que hemos terminado de leer un libro en su dispositivo Kindle. Google, como ya hemos visto, consolida para el acceso público las tendencias de nuestras búsquedas. Podría decirse que la era del Suero de la Verdad Digital ha llegado para quedarse.
