Con tantas tareas del día a día no había tenido tiempo de sopesar la noticia de que hay una nueva criatura, llamativa y amigable, que está dando sus primeros pasos por las librerías desde la semana pasada y a la cual le deseo lo mejor pues, aunque lleve mi nombre encima, empezará a entablar relaciones con nuevos lectores, lejos de mi supervisión. Así es, he dado a luz a un nuevo libro, y en medio de mis sentimientos post-parto quisiera contarles de su concepción, hasta donde los detalles gráficos sigan siendo aptos para todos.
Como a muchos, me gustan las películas. Disfruto desarmándolas (sus tramas y personajes) y en ocasiones busco saber si es posible que exista lo que en ellas se nos muestran. Lo sé, entre el espectador y el espectáculo hay un contrato de “suspensión de la incredulidad” por el cual se acepta creer lo que nos pongan por delante, pero para mí esta ligazón es válida solo hasta pocos minutos después de los créditos finales. Creo que investigar a partir de la ficción, no solo puede ser muy entretenido, sino también una oportunidad para conocer más del mundo que nos rodea; las ganas por hacerlo me han acompañado por buen tiempo. Pero las ganas no bastan para hacer un libro, hay que ponerle algo de ADN.
Si bien los escritores podemos tener una idea de cómo queremos que salga el vástago, en este caso me tomó su tiempo visualizar el formato del mismo. Sabía que quería explicar de hackers, historia, armas, naves espaciales, alienígenas… a partir de las películas, pero no la forma para hacerlo. Ciertamente hay varios libros y páginas en Internet que toman la ficción para clarificar o explicar cosas, pero quería algo distinto a lo que podía haber visto. Tras varios intentos, lo encontré en la forma de preguntas y respuestas; siempre me ha gustado ese formato por varias razones: uno puede leer el libro en cualquier orden, se parece a un diálogo y es muy sencillo de compartir con otras personas. El tiempo dirá si fue o no una buena elección, pero me siento a gusto con ella y sé que “¿Será cierto?” puede ser fácilmente distinguible.
Elegido el formato, hubo que poner manos en el teclado y sumergirme en este maravilloso y apasionante proceso que es escribir un texto. Sus páginas representan, como lo hace todo libro, el trabajo de meses de esfuerzo y dedicación, pero también el fruto de lecturas que uno va haciendo por años, desde mucho antes de escribir “oficialmente” la primera palabra con que se inauguró el proyecto y en este caso, con un post en el blog que obtuvo buena respuesta de los visitantes. Es difícil cuantificar la energía que todo demandó, pero lo cierto es que hoy, en varias de las decenas de stands de la Feria del Libro (FIL Lima) he podido ver muchos ejemplares cuyas páginas en un principio solo estaban en mi computadora y que ya no me pertenecen del todo. Están allí, buscando nuevos amigos con quienes conversar.
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