Su encierro terminará por una absolución de un iletrado y poco moral Presidente (una mezcla de George Bush con Bill Clinton), quien aconsejado por la CIA acabará sus días en prisión con un solo objetivo: ver quién lo mata primero. De esta forma, se podrán esclarecer muchas dudas no resueltas en torno al fabricante de la tecnología y a los compradores frustrados de la misma. Los países involucrados son Rusia, Israel y China. Para poder acelerar el exterminio, deciden colocarlo en algún lugar en donde su presencia, aún en un programa de protección a testigos, podría ser muy obvia (dado que los americanos hablan usualmente solo su lengua): Italia.
A partir de allí Joel representa al individuo común y corriente, intentando ubicarse en un nuevo ambiente e idioma, de la mano de un traductor, una agraciada guía y de su entrenador de la CIA, podremos conocer junto a él más de Italia. Al igual que el personaje principal, el libro hace una transformación importante, deja de ser una novela para convertirse casi por completo en una guía de viaje de Bolonia, que expone a su gente, costumbres, hábitos, comidas e historia.
(Justamente, dado que el libro lo leí estando en Italia, me resultó muy útil, incluso una de las anécdotas del viaje las obtuve al comprobar una de las aseveraciones que éste hace sobre el café capuccino, los italianos, la hora de almuerzo y la forma de conducir)
Con el tiempo, y con la mayoría de lecciones de turismo terminadas, nuestro corrupto abogado sospecha que en su espalda su gobierno ha pintado un cartel de tiro al blanco, y decide huir, por algunos países europeos, brindándonos una entretenida aventura que no llega a ser verdaderamente emocionante.
Para quien espera una buena novela de espionaje, definitivamente le recomiendo acudir a otros autores como Fredery Forsyth o Tom Clancy, aquí Grisham se encuentra muy lejos de sus dominios. Sin embargo, para quien desea pasar un momento agradable conociendo más de una región tan bella como la Toscana, éste es un buen texto.
Calificación: 2.5 de 5.