Si bien en el omnipresente Facebook no he puesto el status “Escribiendo biografías…” ninguna de las semanas previas, esto hubiera descrito precisamente mi actividad de muchísimas noches, de las cuales me siento contento de compartirles hoy el resultado.
Mi querido editor de “Caminando en la Luna” me invitó a colaborar con él en la importante colección “YoLeo” que publica el diario La República, así que no pude negarme ante la oportunidad de hablar de algunos de mis héroes personales, más aún, cuando fue en las páginas del mismo medio que mis primeros artículos fueron publicados más de veinte años atrás.
Mañana podrán encontrar en los quioscos el tomo 2 de la colección en la que participo con la vida de Albert Einstein, cuatro semanas después viene la de Van Gogh y poco después la de Leonardo da Vinci (información de la colección entera la pueden encontrar aquí)
Como me ocurre usualmente frente al procesador de textos, vengo disfrutando el proceso de investigar y redactar la vida de estos personajes, de quienes conocía sus trabajos, tenía libros en mi biblioteca o parte de sus vidas me han parecido inspiradoras.
En el caso de Albert Einstein, el genio por antonomasia cuya ecuación E=MC^2 es probablemente la expresión científica más estampada en camisetas, resulta sorprendente lo poco prometedora que parecía su carrera en un inicio, que lo llevó a trabajar como burócrata en la oficina de patentes y a preguntarse si no sería mejor dedicarse a vender seguros de vida de puerta en puerta. ¿Quién podría pensar que en un solo año escribiría cuatro importantes documentos científicos que cambiarían la forma como vemos al mundo?
Escribir de Vincent Van Gogh fue una experiencia muy emocionante, sus cuadros me fascinan y empecé a conocer de él en mi visita al museo de Amsterdam que lleva su nombre, en aquél entonces me sorprendió ver a través de sus cartas a su hermano Theo, su proceso como artista. Espero que a través de mi texto, el lector conozca más de este maestro que en tan pocos años de vida de enormes conflictos internos y demonios interiores, nos entregó una numerosa y fascinante obra pictórica.
Actualmente me encuentro cerrando la vida de Leonardo, uno de mis favoritos por representar a una mente curiosa que con igual alcance abarcó el arte y la ciencia. Inspirado en ello, previamente le dediqué un par de artículos.
Considero que la iniciativa de ofrecer a precios asequibles fascículos dirigidos no sólo a niños sino adolescentes y a la familia, es estupenda para incentivar la lectura en nuestro medio. Espero que mi pequeña contribución sea de su agrado.