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Giuseppe Albatrino

Escritor, Dramaturgo y Divulgador Científico

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ciencia ficción

¿Qué libros de ciencia ficción leer?

13 septiembre, 2010 by Giuseppe Albatrino

      Quisiera responder al pedido que surgió en el post anterior respecto a qué libros de ciencia ficción recomiendo. Creo que al igual que el maridaje entre los vinos y quesos, cierta bibliografía aplica a ciertas personas y sus gustos, así que comentaré algunos títulos partiendo de los posibles gustos del lector.

      Si lo que se busca son historias de misterio en la que un inteligente detective resuelve algún complicado caso, asistido por un robot de apariencia casi humana, en planetas con culturas muy distintas a la contemporánea, “Bóvedas de acero” y “El sol desnudo”, ambas de Isaac Asimov, son dos buenas opciones. Nos presentan a los mismos personajes centrales descubriendo difíciles asesinatos de repercusiones globales.

      Si en lugar de Sherlock Holmes del futuro, se prefiere tramas que partan más directamente de nuestro pasado o presente inmediato, pueden encontrar interesante “El hombre en el castillo” de Philip K. Dick, que nos ubica en un Estados Unidos que pierde la Segunda Guerra Mundial y vive bajo el dominio Nipon. Así mismo, “Cántico a San Leivowitz” nos presenta un escenario post apocalíptico, en que un holocausto nuclear a acabado con el conocimiento humano y una orden de monjes, rodeada por bárbaros a la usanza de los de Mad Max, logrará mediar en la reinvención del progreso en una narración que cubre varios milenios de duración

      Antes que la Internet se convirtiera en una presencia tan ubicua en nuestras vidas, algunos autores incluyeron versiones avanzadas de la misma como parte fundamental de sus trabajos. La más emblemática de éstas quizá sea “El Neuromante” de William Gibson, la primera novela “ciberpunk” ampliamente difundida y que influyó en clásicos del cine como la película Matrix. Aquí, nuestro anti-héroe vive en una sociedad sobre poblada, decadente, gobernada por las corporaciones y en la que el Ciberespacio es un lugar al cual uno accede directamente desde el cerebro.

      La vida en otros mundos no podía estar ausente en las buenas obras. En “El fin de la infancia” de Arthur C Clarke, decenas de ciudades se ven ensombrecidas por enormes naves (a la manera de la famosa serie “V”, producida varias décadas después del libro), de las cuales la de New York pide la presencia del Secretario General de la ONU. Desde ese momento, la Tierra convivirá con estos observadores, cuyos aspectos nunca llega a conocer, pero que influirán enormemente en la evolución del hombre.

      Para aquellos que desean ver cómo la realidad en sí misma puede ser retada, en un texto en que los personajes (junto al lector) desconocen lo real de lo ilusorio en una trama contra el reloj, pueden contar con la excelente prosa del antes mencionado Phillip K. Dick en “Ubik”, comentado en este post.

      Evidentemente ninguna lista es perfecta ni completa, pero éste es un inicio que espero encuentren útil.

Publicado en: Libros Etiquetado como: ciencia ficción

Download Neuronal

6 junio, 2010 by Giuseppe Albatrino

Incluso en el sueño el cerebro está pulsando, palpitando y destellando con el complejo negocio de la vida: soñar, recordar, imaginar cosas. Nuestros pensamientos, visiones y fantasías poseen una realidad física
Carl Sagan, en Cosmos.

      No existen fotografías de Cristóbal Colón llegando al nuevo mundo tras dos meses de penoso viaje, sin embargo quedó registrado que los latidos del astronauta Neil Armstrong llegaron a 186 por minuto al momento de llegar a la Luna. Del viaje del primero no está confirmado a qué isla llegó mientras que del segundo, cada dato de su nave en travesía se almacenó en cintas electromagnéticas y es que conforme la tecnología avanza, las posibilidades de guardar eventos de la experiencia humana con mayor detalle se han ampliado notablemente.

      Es curioso notar que nunca sabremos cómo sonó la música de genios como Beethoven o Mozart cuando era dirigida por ellos mismos, sin embargo fácilmente gracias a las ubícuas y económicas cámaras celulares, cualquier momento trivial del día puede perdurar en el tiempo. Con un presupuesto mayor, las compañías de videojuegos pueden almacenar información “espacial”, es decir en tres dimensiones, de cada movimiento de la estrella del basket del momento (deporte en el que de por sí, existe estadística para cada jugada posible) de manera que su estilo y técnica esté disponible para aquellos que adquieran el DVD y desean participar con “él” de un partido virtual.

      ¿Tendrá límite nuestra búsqueda de perdurar la memoria de nuestra experiencia humana? ¿Algún día evitaremos que la totalidad de nuestros recuerdos se pierdan como lágrimas en la lluvia? ¿Qué podremos esperar en el futuro? De manera semejante a como bajamos videos de la Internet, ¿llegará al día en que podremos hacer una descarga de los recuerdos de nuestros cerebros directamente a un computador? ¿Podremos compartir nuestras vivencias y publicarlas incluyendo no sólo la información visual y sonora sino olfativa y hasta emocional?

      Para lograrlo se deberá entender en mayor detalle el ordenador biológico en donde almacenamos toda nuestra información; el cerebro humano en el volumen que ocupa, con apenas 3kg de peso y un reducido uso de energía (en comparación a los ordenadores de silicio) no sólo provee lo que conocemos como inteligencia, sino que almacena una gigantesca cantidad de información. La manera de crear conexiones directas hombre-máquina se encuentra en un estado muy primitivo ahora, sin embargo respetados autores de ciencia ficción han tomado el tema como parte de sus obras.

      En 3001: Odisea Final (1997) Arthur C. Clark nos presenta un mundo en donde todos los ciudadanos del planeta Tierra emplean interfases cerebro-máquina, llamadas “Cascos Cerebrales”; cada uno de estos artilugios metálicos es hecho a medida para su usuario, contienen una serie de nanocables que penetran el cuero cabelludo de la persona que lo emplea. Con él, en cuestión de minutos es posible adquirir nuevas habilidades o conectarse a computadoras, proyectar sueños que al ser inducidos directamente se confunden con la realidad. Su uso no sólo puede ser de utilidad o de recreación sino que tienen la capacidad suficiente para contener la vida entera experimentada por un ser humano.

      Clarke, como es habitual en su obra, no explora las implicancias emocionales o éticas de la tecnología que presenta, a diferencia de los guionistas de la Final Cut (2004). En esta película, los padres pueden adquirir para sus bebes los llamados implantes Zoe en donde se garantiza, quedarán cada momento de la vida de sus portadores de manera que pueden ser vistos por sus seres queridos tras su muerte; curiosamente se hace hincapié que sólo pueden ser extraídos post mortem. El personaje interpretado por Robin Williams en un editor que se gana la vida creando los films, conocidos como “Rememory”, que se proyectarán en grandes pantallas ubicadas en los funerales. Su labor oportunamente de censor u otras de artista es la de recortar la vida, por larga o corta que pueda ser, en breves minutos que realcen las virtudes del finado y omitan aquellos indeseables detalles que muchos quisieran borrar de la película de sus vidas.

      Sin embargo, en esta última visión del futuro los recuerdos obtenidos de manera tan invasiva no tienen alguna utilidad más que rememorativa. Con la aparición en las empresas actuales de prácticas como la Gestión del Conocimiento (Knowledge Management) no es difícil suponer que muchas entidades quisieran poder contar con las habilidades de individuos valiosos aunque estos ya no estén a su disposición, ¿no sería positivo poder almacenar las pericias estratégicas o tácticas de genios militares o empresariales? En la novela cyberpunk El Neuromante (1984) William Gibson incluye a un hacker llamado Flatline quien, a pesar de haber muerto, asesora constantemente a nuestro antihéroe dado que alguna vez éste permitió que se transfiriera a un computador la información de su cerebro. Quizá el problema con esta última aproximación es que si bien la información perdura, es de utilidad y es práctica, ya no está disponible para la persona que la originó; tanto aquí como en Final Cut el cuerpo ha desaparecido. Una solución a ello podría ser la concebida en la película Al Sexto Día (2000); en ella la información cerebral no es sólo almacenada instantáneamente sino que mediante la clonación se garantizan que los cuerpos sean reproducidos. En esta historia se cuentan con cuerpos adultos almacenados y listos para asumir la información genética deseada (a manera de matrices sobre las cuales moldear), para que una vez clonado el individuo y obtenido el nuevo cuerpo, pueda “subírsele” a este la información más actualizada del cerebro. Una forma bastante artificial de garantizar la eternidad física y mental al hombre, pero que de seguro podría encontrar clientes.

Publicado en: Sci & Tech Etiquetado como: ciencia, ciencia ficción

¿Y si E.T. vuelve armado hasta los dientes?

30 abril, 2010 by Giuseppe Albatrino

A próposito de la noticia donde Stephen Hawking advierte sobre los extraterrestres.

      Las posturas con respecto a los extraterrestres han ido variando conforme nuevos descubrimientos iluminan el asunto. Antes del hallazgo de planetas fuera del Sistema Solar o de formas de vida en inhóspitas áreas de la misma Tierra, se pensaba que su existencia podría ser algo muy escaso o extremadamente inusual, pero con el surgimiento de nuevos datos, el entusiasmo aumenta y se les busca ya sea en los casquetes polares de Marte o pegando nuestras orejas al cielo, mediante radiotelescopios. Ante esto, se ha alzado la voz disidente de una de las mentes más brillantes de nuestro siglo, Stephen Hawking, y dado el impacto de la noticia, creo no está de más aportar mi granito de arena al debate con algunos comentarios.

      A lo largo de su corta historia, la ciencia ficción ha representado muchos encuentros con alienígenas. Por ejemplo, ya en 1953 en su libro “El fin de la infancia”, Arthur C. Clarke nos narra la llegada de enormes naves que se posan sobre las principales ciudades, cuyos tripulantes convocan al secretario general de la ONU (¿alguien dijo “V”?) pero su misterioso fin, no es la destrucción de la humanidad sino, por el contrario, la transformación de la misma en una especie superior. Variantes de esta intromisión de nuestros cielos las plantean la serie “V – Invasión Extraterrestre” y la película “Día de la Independencia” en las cuales lo único que buscan nuestros visitantes es aniquilarnos y llevarse los recursos naturales del planeta. La tesis de Hawking va, justamente, en este sentido.

      Parece ser que desde la época de H.G. Wells y su “Guerra de los Mundos”, la imagen que los escritores y guionistas tienen de estos encuentros no ha sido muy positiva, con algunas excepciones como E.T., Contacto o la antes mencionada de Clarke, priman las versiones pesimistas. Creo que se debe, y esto nos lo recuerda el físico británico, a que en nuestra propia historia cuando una civilización tecnológicamente superior ha descubierto a otra inferior, pues, el final no es muy bueno para los ultimos: los conquistadores que vinieron a América avasallaron a los nativos.

      Ante tan sombría perspectiva, Hawking considera que intentar contactar a estos seres del espacio es “algo arriesgado” y que por el contrario, la humanidad debería hacer todo lo que esté a su alcance para evitarlo, lo cual es… ¡exactamente lo contrario a lo que estamos haciendo!. Recordemos que desde la década de los sesenta, se han enviado mensajes de saludos a las estrellas, ya sea por medio de ondas electromagnéticas o placas adheridas a sondas espaciales con diversos grabados y figuras representativas. Ninguno de estos envíos es reversible, ellos llegarán en su momento a otros cuerpos celestes y no podemos hacer nada para evitarlo, ojalá con algo de suerte no se topen con los receptores equivocados. Pero no hay de qué preocuparse, difícilmente nos afectará a nosotros, es tan sólo uno de los pequeños problemas que estamos dejando a las generaciones venideras…

Publicado en: Sci & Tech Etiquetado como: ciencia ficción

Película comentada: Moon

11 enero, 2010 by Giuseppe Albatrino

      Se encuentra ya disponible en DVD la película británica de ciencia ficción Moon (2009), que según recuerdo no hizo su aparición en la cartelera local y que ha tenido poca mención en los Estados Unidos, pero no por ello deja de valer la pena verla (y comentarla).
      La ciencia ficción es para muchos, y me incluyo, un género que presenta marcadas diferencias de calidad entre los productos cinematográficos y los libros impresos; me explico, cada medio es distinto, y queda claro que son dos formas diferentes de expresión artística, sin embargo, pareciese que es más difícil encontrar una buena película en el rubro, que hacer lo mismo con los libros; esto se debe quizá porque al requerir de mayores presupuestos (por los efectos especiales), los estudios no pueden tomar riesgos mostrando los temas, tramas, personajes e implicaciones complejas que se requieren, y en su lugar, parecen optar únicamente por grandes explosiones y robots que se convierten en carros. Moon es una excepción.
      Con un presupuesto de apenas seis millones de dólares, algo reducido para lo que se estila, el debutante director Duncan Jones nos entrega una historia para la cual requiere sólo un actor, algunos extras y cero batallas: Sam Bell (Sam Shepard) es el empleado de una estación minera en la cara oculta de la Luna, tiene un contrato por tres años y por única compañía a un robot inteligente, y debe recoger las extracciones automáticas de Helio-3 que sobre la superficie se realizan y enviarlas a la Tierra por medio de una lanzadera espacial. Faltando apenas dos semanas para su retorno, el único medio de comunicación directa con el exterior empieza a fallar y un accidente parece indicar que no es el único habitante de la silenciosa estación que ha habitado todo este tiempo. Es más, todo parece indicar que su propia existencia tiene una hora de fin ya programada.
      La atmósfera que nos presenta Jones es de recelo, constante duda, soledad en medio de un mundo silencioso y hostil que plasma con un homenaje visual a la famosa obra 2001 de Stanley Kubrik. El compañero electrónico de Sam, llamado Gerty (voz de Kevin Spacey), bien podría ser un amigable HAL recargado, al cual se le ha añadido, literalmente, la expresividad que los “emoticons” otorgan y que dista del omnipresente visor rojo que Kubrik y Arthur C. Clarke crearon cuarenta años atrás para representar a la inteligencia artificial de su propia película.
      Se trata de un thriller sicológico como pocos en su género, una interesante propuesta que me alegra saber proyecta una continuación.

Calificación: 4 de 5.

Les dejo con el tráiler:


Publicado en: Cine y Televisión Etiquetado como: ciencia ficción, Luna, Moon (film)

Gusto culposo: Película “Señales”

19 junio, 2009 by Giuseppe Albatrino

      La película Señales de M. Night Shyamalan, en la que actúan Mel Gibson y Joaquín Phoenix (últimamente bastante ausente de mente en las entrevistas que da), es una de aquellas que puedo ver varias veces por la simple razón de que me gusta; sin embargo, cuando menciono el titulo y mi gusto por ella, como el día de ayer, usualmente encuentro una cara de sorpresa del tipo “¿realmente deseo seguir conversando con esta persona?“. Y es entendible, hasta cierto punto.

      La trama trata, la cuento para aquellos que no la han visto y probablemente no lo harán dadas las críticas, de una invasión extraterrestre vista desde la perspectiva de la familia del revendo Graham Hess (Gibson) quien ha perdido la fe tras la muerte de su esposa, él se hace cargo de sus dos pequeños hijos y vive también junto a su hermano (Phoenix). Habitan en una granja en donde empiezan ha suceder una serie de fenómenos extraños, para empezar, aparecen en sus sembríos una serie de dibujos que abarcan una gran extensión, se producen ruidos de intrusos en la noche, perturbaciones en la radio…luego en la televisión ven como en el resto del mundo van apareciendo luces inexplicables. Hasta allí, creo que todos estamos conformes. El problema es que, y lo admito también, parece un poco iluso que: a) los extraterrestres sean “alérgicos” al agua y decidan invadir un mundo constituido por tres cuartas partes de este abundante elemento y b) sepan construir naves intersiderales pero no cómo abrir la cerradura de una puerta abierta (de seguro algunos lectores podrán añadir otras más)

      Entonces, dados estos absurdos, ¿porque la disfruto? Considero que salvo estos dos “vacíos”, Señales tiene una buena manufactura, la música, sonidos, la atmósfera que crea M. Night me causan aprehensión, que creo es lo que busca. Supongo, también, que tengo motivos que van más allá de la propia película y se deben a gustos personales, dos en particular:

      En primer lugar, los eventos principales suceden en medio de la quietud del campo, se encuentran alejados parcialmente de la civilización y el pueblo al que deben acudir por provisiones es pequeño. Las noches prometen no tener mayor ruido que el del viento (bueno, luego vienen los extraterrestres…) Tengo un gusto particular por este tipo de lugares, y cuando he estado en ellos, en medio de la noche, siempre me han parecido el lugar ideal para contar historias que den miedo.

      En segundo lugar, me parece interesante el hecho de que la guerra del fin del mundo sea narrada desde las vivencias de no más de diez individuos, en claro contraste con películas que cubren la destrucción explicita de ciudades enteras; al final, la muerte de un individuo es también la muerte de un mundo en si mismo y contra ello es que luchan Graham y su familia.

      Finalmente, les dejo con un video, parte de la película, el cual fue listado por la revista Bravo como uno de los que ha dado más miedo en el cine.

Publicado en: Cine y Televisión Etiquetado como: ciencia ficción, Mel Gibson, Señales

Película comentada: Terminator 4

11 junio, 2009 by Giuseppe Albatrino

       En un momento los seres humanos vivíamos tranquila y apaciblemente nuestras vidas como todos los días (con el problema climático, crisis financieras, proliferación atómica, conflictos internos y guerras regionales…nada fuera de lo común) cuando de repente, a una supercomputadora militar, se le ocurre rebelarse contra sus creadores decidiendo exterminar a la humanidad entera. Para colmo de males, esta tiene acceso no solo a misiles sino a plantas de ensamblaje que, en su momento, producirán nuevas maquinas para completar el trabajo no acabado por las bombas. Con este escenario es que hace seis años finalizaba Terminator 3, ahora en esta última entrega nos ubicaremos en el mundo que las maquinas crearon, un mundo descrito más de 25 años atrás cuando la saga empezó de la mano de James Cameron y Arnold Schwarzenegger.
       La cinta tiene una propuesta visual muy interesante, que incluye un tratamiento en post producción que la “descolorea” de manera que se crea una atmosfera decididamente post apocalíptica. Todas las maquinarias se ven gastadas y antiguas, los seres humanos visten prácticamente harapos y la civilización parece cosa del pasado en ciudades que son acosadas por los Terminators, los cuales buscan a los sobrevivientes para exterminarlos por el simple hecho de que son el enemigo; lo cual puede plantearles un tema existencial: ¿en que ocupar el tiempo cuando ya no existan humanos por matar?
Sin lugar a dudas, la experiencia visual es lo más resaltante en esta película de débil trama.
       La historia tiene básicamente dos hilos conductores, la vida y obra de John Connor (el Batman Christian Bale) como uno de los líderes de la Resistencia y la de un simpático personaje llamado Marcus Wright (Sam Worthington) al cual vemos primero en el pasado como sentenciado a muerte, y luego vagabundeando en el futuro (ósea, el presente de la película) con el mismo aspecto de antes pero sin tener en claro que es lo que hace allí o como es que llego. El objetivo del primero será bastante simple, como podrán ver: debe encontrar a su futuro padre para que este no sea asesinado, ya que luego, como se ve en Terminator 1, John lo va enviar al pasado para salvar a su madre, momento en que lo conciben. ¿Se entendió? Yo tampoco entendí, pero no fui quien escribió la historia. La misión del ex prisionero es menos clara pero se espera que se cruce con el primero en algún momento.
       Terminator 4 es una película para disfrutar, sin mayor transcendencia que la adrenalina generada por la acción y las emocionantes persecuciones. Cuenta con varias inconsistencias, creadas en el propio universo que crea en la hora y media que dura; sin embargo, ya que prometen filmar la continuación de esta, esperemos que cuiden un poco más la historia.

Publicado en: Cine y Televisión Etiquetado como: ciencia ficción, Terminator 4

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