En un momento los seres humanos vivíamos tranquila y apaciblemente nuestras vidas como todos los días (con el problema climático, crisis financieras, proliferación atómica, conflictos internos y guerras regionales…nada fuera de lo común) cuando de repente, a una supercomputadora militar, se le ocurre rebelarse contra sus creadores decidiendo exterminar a la humanidad entera. Para colmo de males, esta tiene acceso no solo a misiles sino a plantas de ensamblaje que, en su momento, producirán nuevas maquinas para completar el trabajo no acabado por las bombas. Con este escenario es que hace seis años finalizaba Terminator 3, ahora en esta última entrega nos ubicaremos en el mundo que las maquinas crearon, un mundo descrito más de 25 años atrás cuando la saga empezó de la mano de James Cameron y Arnold Schwarzenegger.
La cinta tiene una propuesta visual muy interesante, que incluye un tratamiento en post producción que la “descolorea” de manera que se crea una atmosfera decididamente post apocalíptica. Todas las maquinarias se ven gastadas y antiguas, los seres humanos visten prácticamente harapos y la civilización parece cosa del pasado en ciudades que son acosadas por los Terminators, los cuales buscan a los sobrevivientes para exterminarlos por el simple hecho de que son el enemigo; lo cual puede plantearles un tema existencial: ¿en que ocupar el tiempo cuando ya no existan humanos por matar?
Sin lugar a dudas, la experiencia visual es lo más resaltante en esta película de débil trama.
La historia tiene básicamente dos hilos conductores, la vida y obra de John Connor (el Batman Christian Bale) como uno de los líderes de la Resistencia y la de un simpático personaje llamado Marcus Wright (Sam Worthington) al cual vemos primero en el pasado como sentenciado a muerte, y luego vagabundeando en el futuro (ósea, el presente de la película) con el mismo aspecto de antes pero sin tener en claro que es lo que hace allí o como es que llego. El objetivo del primero será bastante simple, como podrán ver: debe encontrar a su futuro padre para que este no sea asesinado, ya que luego, como se ve en Terminator 1, John lo va enviar al pasado para salvar a su madre, momento en que lo conciben. ¿Se entendió? Yo tampoco entendí, pero no fui quien escribió la historia. La misión del ex prisionero es menos clara pero se espera que se cruce con el primero en algún momento.
Terminator 4 es una película para disfrutar, sin mayor transcendencia que la adrenalina generada por la acción y las emocionantes persecuciones. Cuenta con varias inconsistencias, creadas en el propio universo que crea en la hora y media que dura; sin embargo, ya que prometen filmar la continuación de esta, esperemos que cuiden un poco más la historia.
Sin lugar a dudas, la experiencia visual es lo más resaltante en esta película de débil trama.
La historia tiene básicamente dos hilos conductores, la vida y obra de John Connor (el Batman Christian Bale) como uno de los líderes de la Resistencia y la de un simpático personaje llamado Marcus Wright (Sam Worthington) al cual vemos primero en el pasado como sentenciado a muerte, y luego vagabundeando en el futuro (ósea, el presente de la película) con el mismo aspecto de antes pero sin tener en claro que es lo que hace allí o como es que llego. El objetivo del primero será bastante simple, como podrán ver: debe encontrar a su futuro padre para que este no sea asesinado, ya que luego, como se ve en Terminator 1, John lo va enviar al pasado para salvar a su madre, momento en que lo conciben. ¿Se entendió? Yo tampoco entendí, pero no fui quien escribió la historia. La misión del ex prisionero es menos clara pero se espera que se cruce con el primero en algún momento.
Terminator 4 es una película para disfrutar, sin mayor transcendencia que la adrenalina generada por la acción y las emocionantes persecuciones. Cuenta con varias inconsistencias, creadas en el propio universo que crea en la hora y media que dura; sin embargo, ya que prometen filmar la continuación de esta, esperemos que cuiden un poco más la historia.