Se encuentra ya disponible en DVD la película británica de ciencia ficción Moon (2009), que según recuerdo no hizo su aparición en la cartelera local y que ha tenido poca mención en los Estados Unidos, pero no por ello deja de valer la pena verla (y comentarla).
La ciencia ficción es para muchos, y me incluyo, un género que presenta marcadas diferencias de calidad entre los productos cinematográficos y los libros impresos; me explico, cada medio es distinto, y queda claro que son dos formas diferentes de expresión artística, sin embargo, pareciese que es más difícil encontrar una buena película en el rubro, que hacer lo mismo con los libros; esto se debe quizá porque al requerir de mayores presupuestos (por los efectos especiales), los estudios no pueden tomar riesgos mostrando los temas, tramas, personajes e implicaciones complejas que se requieren, y en su lugar, parecen optar únicamente por grandes explosiones y robots que se convierten en carros. Moon es una excepción.
Con un presupuesto de apenas seis millones de dólares, algo reducido para lo que se estila, el debutante director Duncan Jones nos entrega una historia para la cual requiere sólo un actor, algunos extras y cero batallas: Sam Bell (Sam Shepard) es el empleado de una estación minera en la cara oculta de la Luna, tiene un contrato por tres años y por única compañía a un robot inteligente, y debe recoger las extracciones automáticas de Helio-3 que sobre la superficie se realizan y enviarlas a la Tierra por medio de una lanzadera espacial. Faltando apenas dos semanas para su retorno, el único medio de comunicación directa con el exterior empieza a fallar y un accidente parece indicar que no es el único habitante de la silenciosa estación que ha habitado todo este tiempo. Es más, todo parece indicar que su propia existencia tiene una hora de fin ya programada.
La atmósfera que nos presenta Jones es de recelo, constante duda, soledad en medio de un mundo silencioso y hostil que plasma con un homenaje visual a la famosa obra 2001 de Stanley Kubrik. El compañero electrónico de Sam, llamado Gerty (voz de Kevin Spacey), bien podría ser un amigable HAL recargado, al cual se le ha añadido, literalmente, la expresividad que los “emoticons” otorgan y que dista del omnipresente visor rojo que Kubrik y Arthur C. Clarke crearon cuarenta años atrás para representar a la inteligencia artificial de su propia película.
Se trata de un thriller sicológico como pocos en su género, una interesante propuesta que me alegra saber proyecta una continuación.
Calificación: 4 de 5.
Les dejo con el tráiler: