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Giuseppe Albatrino

Escritor, Dramaturgo y Divulgador Científico

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historia

En caso de fracaso: dos discursos poco conocidos

7 mayo, 2011 by Giuseppe Albatrino

Estos valientes hombres saben que no hay esperanzas para su recuperación. Pero también saben que hay esperanza para la humanidad en su sacrificio […]».
Inicio del mensaje que hubiera dirigido Nixon de haber muerto Armstrong y Aldrin en la Luna.

      Mientras Obama pronunciaba su discurso anunciando la muerte de Laden, no solo compartía la alegría de la noticia sino que me pregunté por un breve instante, cómo hubiera sido “el otro discurso”. No dudo por un momento que hay un texto, ahora felizmente desechado, que debería haberse usado de haber fracasado la riesgosa y complicada misión. Es natural, cuando se trabaja de cara al público, hay que estar listo para comunicar los resultados buenos o malos, y en la historia norteamericana tenemos algunos ejemplos poco conocidos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los aliados lanzaron la operación anfibia más grande de la historia, el desembarco de Normandía, concebida para desalojar a los Nazis de la Europa ocupada. Estaba en juego el destino del continente, había costado años reunir y preparar a los 175,000 hombres que participaron, por lo que una derrota podría haber cambiado el resultado de la guerra. Todo esto pesaba en el comandante supremo, Dwight Eisenhower, quien tuvo el ánimo suficiente de no escribir solo un mensaje, el de victoria, sino uno en el caso que tuviese que retirar a sus hombres.

      El texto, hoy cuidadosamente archivado, empieza describiendo la situación, “Nuestro aterrizaje en el área de Cherbourg-Havre ha fallado en obtener un asidero satisfactorio y he retirado las tropas” para continuar señalando que tomó la decisión según la mejor información disponible, alabar la valentía de las tropas y terminar aceptando su responsabilidad, “si alguna falla o culpa se atribuye al intento, es sólo mía”. Como sabemos, nunca debió pronunciar estas palabras, pero como buen planificador que era, Eisenhower no podía dejar de lado la necesidad de prepararlas.

      Veinticinco años después, culminaba otra gigantesca empresa, pero esta vez de índole pacífico: astronautas pondrían el pie en la Luna. Miles de millones de personas verían el evento en vivo y lo celebrarían, ¿o no? El guión podría fallar y el módulo lunar convertirse en la tumba de dos hombres; por ello el presidente Nixon, más allá de sus congratulaciones hoy conocidas, tenía preparado otro mensaje.

      El 18 de Julio de 1969, un día antes del despegue, un funcionario escribió un memo titulado “En caso de un desastre lunar” (título más que propicio) que iniciaba invocando al destino y terminaba recordándonos que nunca veríamos a la Luna de la misma forma: «Por cada ser humano que mirará a la Luna en las noches por venir, sabrá que hay un rincón en otro mundo que es por siempre humanidad». Allí no terminaban las previsiones, sino que instruía a que Nixon llamase previamente a las futuras viudas («widows-to-be», en el original), y que luego un clérigo realice una oración cuando la NASA pierda la comunicación con ellos.

      Desconocemos qué tenía programado la Casa Blanca en caso Obama tuviera que admitir una derrota, en todo caso, no dudo que estaba preparado con suficiente antelación.

Publicado en: Vivencias y Opinión Etiquetado como: Apollo, historia

Japón y la amenaza nuclear

16 marzo, 2011 by Giuseppe Albatrino

      El mundo mira a Japón preocupado, varios de sus reactores nucleares han sucumbido al poder destructivo del reciente terremoto, los sistemas de respaldo han fallado y, sin medios para refrigerarse, amenazan con verter mayores cantidades de residuos tóxicos a la atmósfera. Aunque la situación aún no se encuentra controlada, y no sabemos cuál será el final de ésta, no puedo evitar dejar de recordar las diversas circunstancias en las que los ciudadanos nipones han debido encarar a esta tecnología. Encuentros dolorosos, dramáticos y algunos curiosos, que iniciaron más de seis décadas atrás.

      Durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que Hitler prometía a sus generales el arma que cambiaría el curso de la guerra, el proyecto Manhattan ya estaba en marcha. Iniciado por Roosevelt con el objetivo de construir una Bomba Atómica, involucró el esfuerzo coordinado de más de 100,000 personas, entre científicos, ingenieros, civiles y militares embarcados en liberar la enorme energía del átomo. Todo fue tan secreto que recién al morir FDR, su vicepresidente se enteró de lo que había entre manos; una de las decisiones que debía presidir, de no rendirse Japón, fue la elección de los que debían bombardearse.

      Puede llamar la atención el que, si bien se formó un comité para seleccionar entre diversos objetivos planteados, la ciudad de Kyoto fuera descartada (y por lo tanto salvada de la destrucción) no por motivos del todo militares, sino por influencia del Secretario de Guerra norteamericano quien la había conocido durante su luna de miel y la admiraba. ¿Qué hubiera ocurrido de haber sido otra su impresión en aquella época?… Como sabemos, fue Hiroshima el blanco del ahora famoso bombardero “Enola Gay”, pero éste no viajaba solo, lo acompañaban un avión de instrumentación y otro para fotografías. Aquel 6 de agosto de 1945, perecieron unas 70,000 personas, las primeras víctimas de un nuevo tipo de guerra.

      Entre los sobrevivientes, se encontraba Tsutomu Yamaguchi, que sufrió serias quemaduras. Pasó una noche antes de que, por ironías del destino, retornase a su ciudad natal: Nagasaki. ¿Le suena el nombre? De no haber estado nublada la ciudad de Kokura unos días después de su llegada, ésta hubiera sido la impactada por la segunda de las bombas en vez del pueblo de Yamaguchi, quien al no correr la suerte de 75,000 de sus conciudadanos, se convirtió en la única persona en superar el impacto de dos bombas atómicas.

      Terminada la guerra, los Estados Unidos y la Unión Soviética inician una carrera armamentista y con ella diseñan otro tipo de arma, mucho más poderosas: las Bombas Termonucleares. En vez de solo “romper” átomos (fisión), como en las que impactaron Japón, los fusionan imitando al proceso que ocurre en el Sol, logrando así una potencia, decenas de veces superior. Cada país realizó pruebas en lugares aislados, como la del primero de Marzo de 1954 en el atolón Bikini. Lamentablemente, en las cercanías se encontraba un barco pesquero japonés, el “Dragón afortunado”, parte de cuya tripulación se convirtió en las primeras y únicas victimas de la segunda clase de bombas que aprovechan la física nuclear.

      Cincuenta y siete años después, la historia parece repetirse de alguna extraña forma. Un pequeño grupo de operarios de la planta nuclear de Fukushima Daiichi se encuentra luchando, contra la amenaza de más muertes japonesas a manos de la radioactividad. Conocedores de los riesgos que implican, permanecen allí tras la evacuación de la mayor parte del personal no vital, realizando una labor heroica. Quiera el destino que los acompañe la mejor de las suertes.

Publicado en: Vivencias y Opinión Etiquetado como: historia

En un campo de concentración Nazi

20 octubre, 2009 by Giuseppe Albatrino

A cuarenta y cinco minutos al norte de Berlín, empleando sucesivamente el metro y un bus, se llega a Sachsenhausen, un campo de concentración construido en 1936 por la Alemania nazi, para recluir en ellos a diversos tipos de prisioneros cuyos “crímenes” podrían contemplar el ser personas opositoras al régimen, el ser homosexuales, el ser judíos, el ser protestante o el ser un inadaptado social. Se trata de un lugar “modelo”, en cuanto si bien no se trata del primer campo en ser construido o el que más muertes registra, en él se ideaban técnicas que iban a ser empleadas en otros (como las cámaras de gas) o se usaba como propaganda para que la prensa, previo maquillaje, lo visitase, ignorando las barbaries que ocasionaron la muerte de 50,000 personas en este recinto.

Antes de continuar, recordemos que los nazis idearon dos tipos de campos, los de exterminio y los de trabajos forzados. Dado el alto índice de asesinatos, hacer diferencias puede parecernos innecesario, pero en realidad los objetivos eran distintos para cada uno: los primeros representaban máquinas de genocidio, creados para eliminar miles de personas de la manera más rápida y “eficiente” posible (triste ejemplo, Auswitch en Polonia) y usualmente se encontraban fuera del territorio alemán, mientras que los segundos, como el hoy visitado, fueron construidos para proporcionar mano de obra esclava a diversas empresas alemanas que pagaban por la manutención de los temibles guardias (no por la de los prisioneros); en casos como la Bayer, también compraban personas como conejillos de indias para sus experimentos con medicamentos en los cuales centenares de personas perecieron.

Exterior del campo de concentración Sachsenhausen

El prisionero ingresaba por una puerta en donde un engañoso mensaje le daba la bienvenida, “Arbeit macht frei” (“El trabajo hace libre”), tras lo cual le eran arrebatadas sus pertenencias, lo rapaban, le asignaban un número y ponían el hoy famoso “pijama” a rayas (diseñado por Hugo Boss) con el fin de empezar el proceso de deshumanizarlo. Todas las mañanas, en un patio triangular de unos 150 metros de lado, bajo el inclemente frío (los turistas con casaca, chompa, guantes y gorro nos encontrábamos tiritando), parados frente a la llamada Estación A, debían formar y esperar hasta que el conteo por parte de sus captores terminase; dado que muchos morían durante la noche por las condiciones en que vivían, sus compañeros preferían cargar el cadáver hasta allí mismo para facilitar el control y acortar la espera bajo el inclemente clima.

Puerta de ingreso al campo (izquierda), Estación A (centro), patio principal del campo (derecha)

Uniforme de los prisioneros (centro)

Cuando terminaba la jornada de trabajo de doce horas, volvían a sus respectivas barracas en donde vivían entre 300 y 500 personas en estado de completo hacinamiento; las camas se encontraban en tres niveles, y cada una de éstas debía ser compartida a pesar de que apenas tenía 70cm de ancho. El baño consistía en seis retretes y seis urinarios, a los cuales toda la población podía acceder únicamente durante el intervalo de una hora, dos veces al día. Para lavarse, existían dos recipientes de agua que recién era cambiada tras una infinidad de usos.

Dos barracas que quedan hoy en día, llegaron a haber más de 60 (izquierda), los camarotes al interior de una de éstas (centro), cuarto de aseo (derecha)


Aparte de las barracas y áreas de trabajo forzados, Sachsenhausen contaba con un hospital laboratorio en donde se realizaban experimentos con los prisioneros, una morgue, fosas comunes y crematorios. De los 200,000 individuos que por aquí pasaron, una cuarta parte perecerían.


Hospital laboratorio (izquierda), lugar en donde se encontraron 7 toneladas de cenizas humanas (derecha)

Es irónico notar que, una vez los rusos llegaron a Berlín, decidieron seguir usándolo para sus propios prisioneros, desde el fin de la guerra hasta 1950, en que 12,000 prisioneros de guerra y desertores soviéticos fallecieron en condiciones similares.

Tras dejar este campo, después de cuatro horas de permanencia, la perturbación que genera tarda un poco más en desvanecerse; así hayan pasado numerosas décadas desde su cierre y ahora funcione como un aleccionador museo y memorial, es difícil verlo como algo distante. Uno no puede dejar de preguntarse, siempre con poco éxito, ¿cómo es que el hombre llega a tal nivel de barbarie?

Publicado en: Vivencias y Opinión Etiquetado como: Alemania, campos de concentración, historia, Nazismo, Sacsenhaussen, Segunda Guerra Mundial

Anotaciones desde Roma

7 octubre, 2009 by Giuseppe Albatrino

Mañana por la tarde cierro la mochila para tomar un tren rumbo a Florencia (Firenze) en un recorrido de tres horas y media; pero antes de dejar Roma, quisiera compartirles algunos comentarios sobre esta bella ciudad que estoy a punto de dejar.

Sobre el centro histórico
      El centro histórico lo he podido explorar de lado a lado, ya sea a pie o por metro y no me he cansado del ambiente cultural que se respira, en donde se entretejen diversas capas de un tejido riquísimo: construcciones del imperio romano comparten el paisaje con Iglesias medievales, con plazas (piazzas), fuentes, esculturas, puentes antiquísimos, museos, teatros, palacios…gran parte de todo ello unido por calles empedradas que se elevan y bajan por doquier. Es una lastima que las colillas de cigarros abunden en muchísimos lugares, sobretodo por todas las cuadras alrededor de la terminal del tren (Termini) o la estación cercana al Vaticano.
      Es también una ciudad repleta de carros, la mayor parte de ellos muy pequeños e incluso los hay para solo dos pasajeros (como el modelo Smart), la gran mayoría son muy sobrios en sus colores. Pareciese que no existe un solo centímetro de vereda sin que a su lado no encaje algún vehiculo cuadrado, estos pasan la noche en la calle juntos a las motos que abundan y que atan a algún poste. Como no dejaba de sorprenderme como podían cuadrar los carros en espacios en donde yo no podría meter ni a un Tico con una grúa, me detuve para ver a dos conductores cuadrar su vehiculo, uno de ellos lo hizo con maestría envidiable (y con una mano, como para terminar de lucirse), mientras que el otro chocó con una Scooter pero ni pestañeo antes de corregirse. Desde entonces decidí fijarme un poco más en los vehículos, y puedo dar fe de que en un respetable porcentaje de estos… ¡hay algún choque ligero en algún lado!
      El Metro de Roma tiene el mismo precio que el de Madrid, pero en lugar de las más de cinco líneas que conté en éste último, sólo tiene dos con las cuales se puede llegar a casi cualquier punto: la línea A y la línea B. Es curioso notar que las diferencias entra ambas no son sólo de rutas, ya que los vagones de la segunda están pintarrajeados con grafiítas y lleva a zonas menos seguras (al menos eso me parece), es menos iluminada y presenta a algunos vendedores ambulantes, mientras que en la primera no vemos ninguna de estas características.

Sobre la gente
      Son básicamente amables, les gusta ayudar pero en su mayoría no hablan inglés axial que mi italiano rudimentario me fue de gran ayuda (italenglish). También hay que tener cuidado, porque a veces parecen preferir dar un mal dato a admitir que no saben algo (no dicen “io non so”, yo no sé). Por ejemplo, en el Aeropuerto Fiumicino, tuve la oportunidad de ayudar a una chica que venia de Corea, quien no sabía como llegar al Termini, la pobre llevaba un buen tiempo pidiendo información, según me dijo, y nadie había podido asistirla; incluso la habían enviado a la zona de Shuttles en donde ninguno salía de los alrededores. Con la expresión de alivio que luego le vi, me imagino que se creía candidata a firmar la versión femenina de Tom Hanks en la película» La Terminal»
A mi también me ha sucedido un par de veces que sus indicaciones no son correctas, pero en otras, me han acompañando un par de cuadras mientras conversábamos, para señalarme la vía correcta.
      Aquí la gente es alta, mi metro setenta me hace ver como el más bajo de los hombres en el 90% de las veces, mientras que las italianas usualmente promedian mi estatura. La gran mayoría de estas son simpáticas y de facciones finas. Así mismo, cerca de la estación del Termini existe una gran inmigración oriental.

Sobre la Comida
      En el centro podemos encontrar tres tipos de de comida local y otras de comida importada.

Los que ofrecen pastas. Los económicos usualmente lo hacen a 9 euros el menú, consistente en ensalada, el plato principal (pizza de varios tipos, lasagna, o pasta carbonara) y gaseosa.

Gelaterias. De solo escribir la palabra, se me hace agua a la boca. Los helados aquí son riquísimos, de todas las frutas imaginables (más que en el 4d de Lima) y se encuentran por toda la ciudad, aquí se comen todo el año. Por 2.5 euros se puede disfrutar un piccolo (pequeño) que para los estándares limeños es una tremenda masa de helado de dos sabores en que se siente la fragola (fresa) en todo su esplendor.

Caffe. Figuran en la agenda. Sería criminal irse de Italia sin probar un espresso o capuccino con un sandwich, pero mientras no lo haga, no puedo opinar.

      Pondría en los importados, a las cadenas de comida rapida (¡gracias menú macdonald por salvar el día con tus buenos precios!), a los restaurantes chinos y de comida exótica (hindú, kebab) que no son representativos del lugar (uno no viene hasta aquí, para comer un chifa, ¿verdad?)

Precios
En el hostel, hoy conversaba con unos simpáticos españoles y justo hablábamos de los precios, coincidimos en que Roma es una ciudad cara. He seguido a muchos turistas europeos cargando sus botellas de agua de las fuentes romanas para beberlas luego. Consejos sobre cómo ahorrar, puedo compartirlos de manera personal a quien guste solicitarlo.

Lugares para visitar
Son innumerables, y me gustaría poder dedicarle alguna entrada a algunos de ellos en un momento posterior (como a los museos vaticanos y a la capilla Sixtina); tenemos por ejemplo: la Fuente de Trevi, Piazza Spagna, Basílica de San Pedro, Fori Romano, Coliseo, Pantheon, monumento a Vittorio Emanuele II y un largo etcétera que se traduce en más de 400 fotografías hasta el día de hoy. Les dejo con algunas de estas.

Las siguientes fotografías las tomé en la noche, caminando desde el monumento a Vittorio Emanuele II hasta el Coliseo romano, andando por la via dei fori imperiali que los une.

El monumento a Vittorio Emanuele II (Padre de la patria Italiana, muchos lugares llevan su nombre)

Parte de los foros romanos

El coliseo romano (noche)

El coliseo romano (de día)

El arco de constantino. Del siglo III después de Cristo, es un arco de triunfo.


Nos vemos en Firenze.

Publicado en: Vivencias y Opinión Etiquetado como: arte, Europa, fuentes, historia, Imperio, Italia, paseos, Roma, Vaticano, viajes

Roma de noche

6 octubre, 2009 by Giuseppe Albatrino

Luego de un largo día por Roma, llegó la noche y con ella la oscuridad, que aquí aparece recién a las 7:30pm o un poco más tarde. Todo se ve distinto, y la intención de esta entrada es compartirles algunas fotos que pude tomar, mientras organizo mis notas que hasta el momento tengo de Madrid y de la Ciudad Eterna en este quinto día de viaje.
Abajo pueden ver al Vaticano, muchos turistas llegaban en bus hasta altas horas para verlo iluminado por los reflectores, al estar mi hotel cerca a la estación Ottaviano se llega en cinco minutos.A diez minutos caminando de la Plaza de San Pedro, por la via de la Conciliazione, se encuentra un hermoso puente, il ponte de Sant’Angelo que cruza el río Tevere y une el Castel Sant’Angelo con el resto de la ciudad.

A ambos lados del puente se encuentran una serie de hermosísimas esculturas barrocas del siglo XVI con figuras de ángeles portando diversos objetos relacionados con Jesús, tales como la Cruz, la lanza que lo atravesó, la corona de espinas, entre otros. Hoy el cielo nos saludó con una hermosa luna llena, así que jugando con la abertura de la cámara, varié la exposición para obtener las siguientes imagenes:

Ángel con la Cruz del escultor Ercole Ferrata. Busqué convertir a la Luna en una estrella que acompañe a la cruz.

Ángel con el Sudario del escultor Cosimo Fancelli. ¿Cargando una esfera de energía?

Espero les haya gustado este breve compartir de los alrededores de donde tengo la suerte de alojarme.

Publicado en: Vivencias y Opinión Etiquetado como: arte, Europa, fuentes, historia, Imperio, Italia, paseos, Roma, Vaticano, viajes

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