It ain’t about how hard you hit; it’s about how hard you can get hit, and keep moving forward
Rocky Balboa
Golpeado como peruano en el primer gobierno de García y siempre de pie retando al contrincante, Rocky es para muchos un símbolo de perseverancia y coraje, un luchador por excelencia que a fuerza de voluntad y esfuerzo soporta la adversidad y si bien no siempre puede ganar la batalla, al menos permanece en ella hasta el campanazo final. Por ello, y más razones, es el cuarto héroe de ficción de esta ventana.
Sylvester Stallone da a luz a su creación en 1976, en la primera película de la saga, no solo interpretándolo sino escribiendo el guión del cual partiría todo: Rocky es un italo-americano habitante de los barrios bajos de Filadelfia, trabaja como un agradable cobrador de un corredor de apuestas y pelea en el club de box de la localidad. A pesar de esta tendencia a expresarse básicamente mediante puñetazos, sobresale en él un noble corazón y cierta inocencia, la cual termina por atraer a una tímida dependiente de una tienda de mascotas (quizá de allí nació la empatía), con la cual se casa.
La oportunidad de nuestro héroe, aparece cuando el campeón de los pesos pesados, Apollo Creed, anuncia que dado que su contrincante programado se lesionó la mano, dará chance a cualquier desconocido para que lo enfrente. Aquí se repite el cuento de la liebre y la tortuga pero en versión pugilística: mientras que el primero entrena a conciencia por la pelea de su vida, el segundo subestima por completo a su rival, y practica superficialmente. ¿Resultado? Casi es destronado, gana sólo por conteo de puntos tras los quince rounds y todos sentimos que el sangrante Rocky es el verdadero ganador.
Tras recibir el film nueve nominaciones al Oscar, incluidas la de mejor guión y mejor actor (¡qué tiempos aquellos en que a “Sly” lo compararon con un joven Marlon Brando!), era inevitable al menos una secuela…curiosamente se dieron cinco. Podrían resumirse rápidamente: Apollo está molesto por haber sido ridiculizado y exige una revancha, la cual consigue y pierde ante Balboa (Rocky 2) , luego aparece un boxeador malvado que no respeta ni a los viejitos y que es interpretado por Mr. T antes de irse a los Magníficos. Rocky gana con ayuda de Apollo Creed que lo entrena porque no tenía mejor cosa que hacer (Rocky 3). Al poco tiempo, éste da una pelea de exhibición contra el malvado de turno, un mastodonte soviético, que no se suma al juego y lo mata en el cuadrilátero; Rocky se siente alguito culpable por no haber parado la pelea a tiempo (¡siendo el entrenador!) y lo enfrentará en Rusia y delante de un personificador de Gorvachov, en lo que al final tendrá un discurso político (Rocky 4). La quinta entrega, terminó siendo tan mala que Stallone tuvo que hacer una última en el 2006 para reivindicarse y quitarnos a todos el mal sabor de los ojos.
Rocky Balboa es, en mi opinión, la segunda mejor de todas las producciones, cuenta con el espíritu de la primera y llega por momentos a conmover. Nos presenta a un retirado pugilista dueño de un restaurante de comida italiana, añorante viudo y con una tirante relación con su hijo quien lo culpa por tener que vivir bajo su sombra. En medio de esto, decide volver al ring de forma amateur y local, sin mayor pretensión que la de relajarse (los adultos mayores también tienen derechos); esto será aprovechado por los managers del joven campeón actual, quienes buscarán una gran pelea de exhibición para levantar la alicaída imagen de su muchacho. Esta combinación de eventos, concluyen de una forma digna para nuestro héroe de ficción, es más, el film ha recibido muy buenas críticas.
Rocky es hoy en día un icono cultural y su imagen es reconocida por todos: es difícil no sentir empatía con él, sus logros llegan después de mucho esfuerzo y sin importar la paliza recibida, siempre se pone de pie, listo para el siguiente asalto, nunca pensando en rendirse. ¿A quién no podría inspirar esto?