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Giuseppe Albatrino

Escritor, Dramaturgo y Divulgador Científico

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ficción

Y Juan dijo: ¡pero es ficción!

24 marzo, 2010 by Giuseppe Albatrino

      Sucede muchas veces en la cafetería a la hora de almuerzo que nos encontramos conversando de alguna película, obra o autor y termino exacerbado quejándome de la falta de verosimilitud o de los datos erróneos que muestran. Lamentablemente para mí, soy una persona bastante expresiva y apasionada, lo cual se nota más entre amigos o cuando uno de ellos, llamado Juan, de manera imperturbable y monótona cancela mí diatriba emitiendo su juicio inapelable: ¡pero es ficción!

      Cuando ocurre esto, por algunos segundos me pregunto si él al menos escuchó alguna parte de mi comentario o si lo que de verdad intenta es que yo deje de gesticular con las manos como me viene de herencia, pero cuando añade detalles del tipo “¿a ti qué te importa si el héroe con una granada mató a quinientas personas o si creen que Paris queda en Alemania?” me convenzo de que sus razones van más allá, intenta decirme que si es ficción, nadie está rompiendo ninguna ley escrita con las fallas que le pueda yo encontrar. Siento que no puedo estar del todo de acuerdo.

      Creo que en ese mundo rotulado como ‘ficción’, existe una dinámica importante entre, digamos, el guionista y el espectador: uno se toma ciertas licencias y el otro acepta la cantidad que considere justa. Es válido tomarse ciertas libertades en beneficio de la historia, por ejemplo, cotejar huellas dactilares en una base de datos tarda más de lo que se ve en CSI pero pocos desean ver como el técnico se toma un par de días para hacerlo. En mi caso, la tolerancia se agota cuando, como en el caso de Dan Brown y su Código da Vinci, se nos quiere hacer creer, por ejemplo que el Opus Dei tiene monjes en sus filas, tras esto, cualquier persona informada puede pensar que el autor: a) tiene un permiso 007 para matar a la verdad, b) no tiene Google en casa para investigar un poco del tema o c) mientras escribía pensó para sí mismo “¡pero es ficción! (con la misma voz de mi querido amigo)

      El problema puede radicar en que muchas veces, un gran porcentaje de la población adquirirá una imagen equivocada de un segmento más pequeño de la misma, como ha sucedido últimamente con la ganadora del Oscar “The Hurt Locker” que ha recibido innumerables reclamos de veteranos de Iraq quienes consideran que no se ven correctamente representados ante sus conciudadanos; quizá por ello, productores como Tom Hanks, reconocen en entrevistas que sus miniseries son la única historia con la que cuentan muchos para saber cómo sucedieron las cosas, ya sea en la Segunda Guerra Mundial o en el programa espacial Apollo.

      Al final del día, siempre será cuestión del ‘consumidor’ el aceptar o no lo que se le muestre, después de todo, si bien no considero válida la expresión “¡pero es ficción!” para dejar de juzgar una obra, creo que es también una respuesta válida y útil, sobre todo a la hora de almorzar… almorzar tranquilos…

Publicado en: Vivencias y Opinión Etiquetado como: ficción

Libro Comentado: Justos por pecadores

21 septiembre, 2009 by Giuseppe Albatrino

         Acabo de terminar de leer esta breve novela del escritor colombiano Fernando Quiroz, la cual pueden encontrar en todos los supermercados; a pesar de que su portada señala que es finalista del Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casamerica 2008, el producto, en mi opinión, no merece tal distinción.
         La historia gira en torno a Vicente, un miembro del Opus Dei, que en un momento de crisis vocacional, decide dejar la casa de la congregación en la que vive junto a sus hermanos en la fe. Huye silenciosamente durante la noche, pero antes de hacerlo, hurga en la oficina del superior información sobre sí mismo, encontrando en el proceso una carta de su padre moribundo (que le había sido ocultada), notas sobre la medicina que le dan (con el objetivo de subyugar su voluntad) y una lista de posibles personas a reclutar para la Obra (todas pertenecientes a la élite de la sociedad).
         Tras su exitoso “escape”, el protagonista buscará a un amigo cercano que había seguido el mismo camino de fugitivo años atrás, quien le ayudará a reinsertarse inicialmente en el Nuevo Mundo, antes de encaminarlo rumbo a la casa de su padre. Lo que a continuación se nos presenta, es una historia de reencuentro padre-hijo distanciados por el tiempo y visiones distintas del mundo, el descubrimiento de Vicente que las mujeres no son sinónimo de pecado y una que otra escaramuza con los malvados de la película (ya saben a quienes me refiero), que intentarán primero hacerlo regresar y luego devolver los documentos.
        El Opus Dei de Quiroz está formado casi en su totalidad por gente maligna o por víctimas cuyos cerebros han sido lavados, los curas de la institución son pedófilos o clientes habituales de prostíbulos y su personaje principal no hace más que renegar de todo lo aprendido y hecho cada segundo al interior de sus filas, mientras todo lo que existe fuera de éstas, parece ser bueno y conveniente,
         La lectura es ligera y ágil, siendo ésta su mayor virtud; se puede terminar de corrido o en dos sentadas sin mayor esfuerzo, sin embargo, nos encontramos ante una trama completamente predecible y sin mayores virajes, una narración llena de clichés, en la que los malos son terriblemente malos y el pobre Vicente, víctima de todos y cada uno, y recién puede descubrir lo que es la vida, de la mano de la primera mujer que encuentra, justamente una increíblemente bella y comprensiva mujer de ojos azules (¿abundan en Colombia?).
         En suma, estamos ante un texto absolutamente prescindible y que bajo el término de ficción, hace uso y abuso de las habituales acusaciones dirigidas a la asociación villana Católica más popular de los últimos tiempos.
————————-
PS: Para quienes pueden pensar que mi comentario puede tener un sesgo a favor del Opus Dei, les adelanto que la próxima entrada tratará de la famosa prelatura personal del Papa (única en tener tal favoritismo).

Publicado en: Libros Etiquetado como: ficción, Opus Dei

Libro comentado: El nombre de la rosa

17 septiembre, 2009 by Giuseppe Albatrino

        En entrevista concedida a la revista US News, Umberto Eco llega a decir de su novela “El nombre de la rosa” (1980) que «las primeras 50 ó 70 páginas eran difíciles en orden de dar al lector el necesario ejercicio. Tiene que aprender cómo respirar para comenzar a escalar la montaña…». Al leerla, podemos comprobar la validez de esta afirmación: es un texto con un inicio denso por el cual muchos pueden querer desertar del camino a falta de aire; sin embargo, al continuar, la recompensa será el transportarnos a un mundo medieval descrito con profundo detalle gracias al conocimiento erudito de su autor.
         El Nombre pretende ser las memorias del monje benedictino Adso de Melk, encontradas en un manuscrito del año 1327, quien en su juventud fungió de amanuense y discípulo del monje franciscano Guillermo de Bakersville, a quien admira por poseer sabiduría y una agudeza mental que será puesta a prueba cuando, en uno de sus viajes al interior de Italia, llegan a una abadía cuyo nombre Adso no desea registrar. Es aquí en donde una serie de crímenes deben ser esclarecidos, los cuales conducen a los secretos guardados en su biblioteca.
         Eco nos ubica en una oscura edad media en donde el pensamiento religioso es dominante, la iglesia católica experimenta sucesivos cismas, existen monjes errantes, luchas intestinas entre órdenes monacales así como combates entre papas y emperadores; en medio de ello, cierto volumen perteneciente al Filósofo podría jugar un papel importante en aclarar debates, que lejos de ser bizantinos, llevarían a una revisión de cómo la gente se relaciona con Dios y sus autoridades (Ojo que esto se escribió décadas antes a la aparición de los Dan Browns y compañía)
         Esta es una historia de misterio, en donde con poca dificultad podemos imaginar al monje Guillermo como a un Sherlock Holmes del medioevo; encaja en lo que se ha dado en llamar una novela culta pues Eco, prestigioso filósofo y semiólogo que ha ubicado a la mayoría de sus obras en este periodo de tiempo, con prosa elegante retrata hechos históricos y otros seudo históricos en vívidas narraciones, explorando la naturaleza de la época y de las personas que allí se encuentran. A través de sus líneas podemos encontrar infinidad de temas, cuya total enumeración sería muy larga, pero de las que podemos mencionar un discurso sobre la belleza, las riquezas en la historia, la teología de Santo Tomás, los filósofos universales, el amor (el casto monje Adso descubrirá algo muy personal al respecto), la santa inquisición llevada por el personaje Bernardo Gui, la numerología, las hierbas y sus usos (como las usadas por el herbolario del convento), pero sin lugar a duda los grandes y encendidos debates giran en torno a la pobreza de Cristo, o al hecho de que si Este llegó alguna vez a reírse o no.
         El autor no puede dejar de tocar dos lugares que son comunes en su obra, los laberintos y los libros (ambos son elementos importantes en El Péndulo de Foucault que escribirá luego), quizá por ello el nombre del personaje de antiguo bibliotecario es, justamente, Jorge llamado así en honor al escritor argentino Borges, con quien comparte tal afinidad.
         Estamos ante un libro muy interesante, digno de relecturas y que enriquecerá al lector mientras lo mantiene en suspenso.

Publicado en: Libros Etiquetado como: edad media, ficción, Umberto Eco

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