Tres escenas sacadas de un documental del Discovery. Escena 1: un grupo de médicos occidentales viajan a Corea del Norte para realizar operaciones gratuitas de cataratas. Escena 2: el hospital en donde trabajarán carece de medidas sanitarias adecuadas, pero igual lo usarán. Escena 3: tras recuperar la visión, uno a uno, los pacientes corren hacia un cuadro del dictador para agradecerle por la sanación, casi de rodillas.
¿Es broma? Lamentablemente, no. Incluso, antes de la operación algunos confesaron que querían recuperar la vista para así poder ver el rostro de su líder, lo cual nos hace pensar en un masivo lavado cerebral a la población y que, a pesar de todo, esta prefiere olvidar que el alto índice de cataratas no tratadas se debe a la falta de facilidades médicas en el estado-prisión.
Hoy que en la región resuenan los tambores de guerra, me vienen a la mente esta y otras historias provenientes de la nación ermitaña, que por décadas ha cerrado sus puertas al mundo (salvo a la Unión Soviética y China) mientras se apertrechaba. Hablamos de una dictadura totalitaria, que practica el culto a la personalidad, actualmente hacia un joven cuyo mayor mérito es haber heredado el puesto de su padre, quien a su vez lo heredo de su padre…y que es calificado como “genio de genios en estrategia militar” por su propia prensa.
Como siempre, el pueblo es el que paga las consecuencias. No solo son prisioneros dentro de sus propias fronteras, en donde deben elegir hasta la manera de peinarse en base a unos estándares, sino que para los disidentes políticos se han creado cárceles fuera de las ciudades. Si esto no bastase, han tenido que sufrir hambrunas, como las que mataron entre 800,000 y 1,500,000 personas entre los años 1994 y 1998, número altísimo si tomamos en cuenta que hablamos de 22 millones de habitantes.
A pesar de estos terribles indicadores, un lujo que sus gobernantes no han descartado, es el de fabricar al menos un arma nuclear y misiles. Lo primero a costa de la muerte de científicos e ingenieros, que debieron trabajar sin la protección requerida para programas de desarrollo de este tipo.
Con todo, por más de cinco décadas la tiranía norcoreana ha logrado subsistir, apoyada por un par de naciones. Según los cables noticiosos, Corea del Sur y Estados Unidos, han dejado en claro que de haber guerra, el fin de esta no puede traducirse en la continuación del status quo (osea, que la dinastía actual continúe en el poder). Aun así, el precio de la guerra sería enorme para todos.
Es una lástima que en ocasiones como esta, la historia parezca ser dictada por locos.