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Giuseppe Albatrino

Escritor, Dramaturgo y Divulgador Científico

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El agnosticismo de Carl Sagan

21 junio, 2009

       Algunas veces escucho los podcasts emitidos por el portal de prensa católica Aciprensa, que con el nombre de Punto de Vista dan análisis interesantes de temas mayormente de actualidad; llamó poderosamente mi atención uno en el cual el comentarista cuenta que un joven le había escrito diciéndole que creía que las lecturas que había hecho durante su adolescencia de autores como Carl Sagan, habían afectado su manera de acercarse a la fe. Por la referencia al autor, el momento de las lecturas y al posible espíritu incrédulo que al parecer suscitaron, me sentí plenamente identificado; coincidencias así no suceden todos los días y me parece una invitación a compartir algunas líneas sobre el tema.
Carl Sagan ha recibido medallas de la NASA, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos entre otras distinciones; se dio a conocer al publico peruano por la serie Cosmos, cuyos trece capítulos se transmitieron a mediados de los ochenta y que daban a conocer diversos temas como el inicio del universo, sus proporciones, la evolución de los seres vivos…todo desde el punto de vista de la ciencia. Debió ser en mi cumpleaños número doce en que me regalaron el libro bellamente ilustrado en que se basó la serie, a el le siguieron otros textos suyos como Los Dragones del Edén (premiado con el premio Pulitzer) sobre la evolución de la inteligencia, La conexión Cósmica sobre la vida en otros mundos, Contacto que es su única novela, entre otros. Su estupenda narrativa y la claridad de sus explicaciones le han merecido reconocimiento mundial, denotan un amor profundo por la ciencia y la investigación.

Si bien podemos vislumbrar claramente su visión personal del mundo en sus numerosos escritos, es en su penúltimo libro, El mundo y sus demonios (que a decir de sir Arthur C. Clarke debería de ser de lectura obligatoria en todas las universidades), en que destaca en un tono muy personal sus opiniones sobre la ciencia como lo más preciado, un bastión contra el misticismo, la superstición y la religión aplicada erróneamente, una herramienta que se corrige a si misma; no solo eso, el libro desenmascara formas de seudo ciencias como los círculos de los sembríos, astrología, abducciones y un largo etcétera. También habla de manera muy particular de la religión cristiana con temas como las apariciones marianas, los milagros en la edad media, las reliquias, la santa inquisición.

El agnosticismo religioso de Sagan me permito traducirlo como un voto de humildad, la expresión de un “no tengo evidencias suficientes” o “no hay argumentos concluyentes” o un “no me gustan lo que las religiones han hecho” (como he dicho en su libro se exponen numerosas manipulaciones religiosas). Lo interesante es que proviene de una búsqueda propia, en su obra Contacto, pone en boca de uno de los personajes la queja frustrada de no encontrar alguna línea bíblica que exprese, según el autor, una autoría realmente no humana y en El Mundo…. expone de manera conmovedora el precio que debe pagar, al no tener consuelo, dado que extraña a sus padres muertos (con quienes a veces sueña) pero no puede creer en la vida luego de la muerte.

Sagan es uno de mis autores favoritos e influyentes, incluso yo mismo he sido agnóstico por muchos años (y a veces por ratos), pero no comparto su postura, la cual espero tratar en una próxima entrada sobre ciencia y fe.

Secciones: Culturales Etiquetas: agnosticismo, carl sagan, religión

Un libro contra la superstición y pseudociencia

6 junio, 2009

       Cuando siendo niño, Papá Noel me regaló mi primera radio grabadora, mi hermano y yo hicimos un pequeño experimento pues queríamos comprobar si en el agua vivían pequeñas criaturas: vertimos un poco de ella en la cantimplora, luego sumergimos el micrófono, presionamos el botón de grabar y nos fuimos del cuarto por unos minutos para no interferir. Al escuchar atentamente la grabación, no pudimos encontrar evidencia de vida, curiosamente faltarían algunos años para que el gobierno de Alan García nos proporcionase agua contaminada, pero creo que en parte, y sin saberlo, practicamos el método científico. Teníamos una hipótesis (hay vida en el agua), realizamos unas pruebas para validarla (las grabaciones) y examinamos los resultados (sin éxito).
       El método científico es expuesto de muchas formas en el libro “El mundo y sus demonios”, en él, el prestigioso y galardonado astrónomo Carl Sagan nos lo expone como la mejor manera de la cual disponemos para obtener conocimiento. La ciencia, si bien es cierto esta lejos de ser perfecta, tiene un mecanismo de autorregulación que hace que ante nueva evidencia, un científico se retracte y corrija, lo cual sucede mucho menos en política o religión (no recuerdo muchos casos en ambas). Sin embargo, hoy en día, cada campo de la ciencia tiene su contraparte supersticiosa y pseudo científica, que en ocasiones es difícil diferenciar; lo cual puede ser peligroso en una sociedad en la cual el reto que nos impone temas como el cambio climático, dependencia energética, deforestación forestal, entre otros, requieren de ciudadanos “alfabetizados en ciencia” para poder monitorear a las autoridades.
       En su obra, Sagan nos expone cada una de estas contrapartes. Así tenemos, que los geofísicos deben enfrentarse a proponentes de Tierras huecas o planas, profetas de terremotos y catástrofes. Los arqueólogos a antiguos astronautas (incluyéndolos como constructores de Nazca y Egipto). Los químicos a la alquimistas. Los físicos a creadores de energía de la nada. Los astrónomos a la astrología que ahora incluyen cartas celestiales obtenidas por computadora para leer el futuro. A esto súmese que, el libro también trata de platillos voladores, apariciones de fantasmas, curaciones milagrosas, los límites de la ciencia y tenemos un interesante texto en donde, se esté o no de acuerdo, uno no puede menos que apreciar los argumentos lógicos y la profunda investigación que muestra el autor, por más que este sea agnóstico y en buena parte anticlerical.
       El doctor Sagan recibió de la Academia Nacional de Ciencia norteamicana su mayor galardón porque “nadie ha conseguido nunca transmitir las maravillas ni el carácter jubiloso de la ciencia con tan tanta amplitud como [él]” y este volumen es una muestra de ello; si bien desde sus obras previas nos tiene acostumbrados a una narrativa en la cual nos cuenta su experiencia, aquí vemos retratada su principal pasión (la ciencia) con cariño y deferencia; los pasajes en los que narra como extraña a sus difuntos padres, soñándolos incluso, pero que a pesar de ello no puede estar seguro de una vida más allá de la muerte son muy conmovedores.
       Un libro que vale la pena leer y que incluso, como lo señala, Arthur C. Clarke debería de ser de lectura obligatoria en las universidades.

Secciones: Libros Etiquetas: carl sagan, ciencia

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