Dado que la ciudad entera fue prácticamente arrasada durante la Segunda Guerra Mundial, por los bombardeos aliados, lo que encontramos es una ciudad nueva, llena de edificios y calles contemporáneas, así como abundantes parques y áreas verdes; súmese a esto el hecho de que sus ciudadanos son sumamente ordenados y limpios y tendremos un lugar muy agradable.
Berlín lleva consigo un pasado muy complejo y marcado, que incluye la barbarie nazi y el de ser un frente de batalla entre oriente y occidente durante la guerra fría, todo lo cual se ve reflejado en sus calles, en donde los memoriales, monumentos y reconocimientos están esparcidos en el horizonte. Por ejemplo, no muy lejos de la estación de llegada, encontramos el Memorial a los judíos muertos en el holocausto, el cual consiste en 2711 bloques rectangulares:
A pocos metros de éste, hallamos el memorial a los homosexuales perseguidos y asesinados durante la era de Hitler. Al observar por la pequeña ventana del mismo, se puede ver un video de dos hombres besándose (el lesbianismo no fue tan acosado y sancionado):
Cerca, encontramos la Postdamer Platz, con un pedazo de aquella muralla que dividía la ciudad en dos y de la cual queda muy poco hoy en día:
Sin embargo, no todo se relaciona con necesarios mea culpas sino que el turista puede también encontrar lugares famosos como la puerta de Brandemburgo cuyo acceso paso central estaba cerrado al pueblo hasta la primera guerra mundial; hoy en día se puede ver en ella «parches «y arreglos que ocultan los daños que sufrio durante ambas guerras mundiales. Aquí una foto nocturna que pude tomarle:
El parlamento, incendiado en los inicios de la dictadura nazi, es hoy un edificio reconstruido y de libre acceso (previo detector de metales) en donde el nuevo siglo parece ser representado mediante una impresionante cúpula que se encuentra en el piso superior:
Como toda ciudad importante, cuenta con iglesias antiguas, como la del Domo (en la fotografía, también puede verse a la derecha la estación de televisión de la Alexander Platz), allí supuestos refugiados serbios piden dinero en todos los idiomas posibles.
No podían faltar toda clase de museos y exhibiciones: ya sea de la guerra fría (Checkpoint Charlie), la policía secreta, el pasado nazi (como la muestra «Topografía del terror», la historia de los Kaisers o los de arte, por ejemplo, cuentan con una muestra permanente de Dalí en donde uno puede constatar que el hombre estaba genialmente loco.
La gente es sumamente amable y siempre dispuesta a ayudar; todos parecen coexistir en paz entre un presente desarrollado y un pasado lleno de cicatrices que las calles no dejan de señalar.
PS: Cabe resaltar que a apenas una hora en metro se llega a Potsdam, una linda ciudad llena de jardines, campos y palacios de la cual espero postear próximamente.