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Giuseppe Albatrino

Escritor, Dramaturgo y Divulgador Científico

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Mi desventurada historia intentando ser publicado (parte 1 de 2)

9 febrero, 2009 by Giuseppe Albatrino

Advertencia: La siguiente es una historia personal de mis intentos por publicar un libro y como sospecho podría parecer aburrido a muchos, se recomienda discreción (léase paciencia, un sitio cómodo y fingir algo de interés) para continuar leyendo.

Es inevitable que a muchos de los que disfrutamos tanto leer, nos aparezca la necesidad de escribir; es un asunto de vocación. El primer artículo propio del cual tengo registro (literalmente pues lo tengo en mi archivo) lo hice a los trece años cuando complete una hoja manuscrita titulada “La ciencia y los horóscopos”, luego a los dos días escribí otro de título “El año cero” (sobre el big bang y el origen del universo). Había terminado de leer varios libros de divulgación científica, y tenía la necesidad de escribir sobre lo que había aprendido.

Al poco tiempo, empecé a colaborar con textos en el ahora extinto suplemento Saber del diario la Republica y luego en la revista Gente. ¿Cómo lo hacia? Básicamente buscaba al editor de turno, mi padre me acompañaba, y le mostraba mis artículos (por medio de esa técnica conversé con Jaime de Althaus, Sofocleto, Ricardo Uceda, Martha Meier Miro Quesada, entre otros), en algunos casos me iba bien y en otros no, pero todos eran gentiles. Gracias a los apagones del primer gobierno de Alan García no había televisión, así que con el tiempo extra, mi material creció considerablemente y uno o dos años después lo consolidé en una pequeña obra que abarcaba un centenar de páginas en máquina de escribir, hablaba de astronomía y de viajes espaciales (lo llamé “Introducción al mundo básico científico, MBC). ¿Qué hice con él?, lo presente a Concytec, que financiaba libros de diversos autores, incluyendo el de mi amigo el escritor Javier Arévalo; el director de esta organización nos llamó a mi padre y a mí para decirnos que el libro “estaba bueno” pero que ya no daban financiamiento, había empezado la hiperinflación. Quizá pensó que le faltaba calidad al texto y no quería decirlo, no lo se, pero al menos me regaló un par de libros que aun conservo.

El orden de los eventos que siguieron los tengo ahora un tanto nebulosos, pero recuerdo haber pedido a la editora de Gente que considere pagarme por mis artículos, dado que llenaban al menos una cara de su revista cada quincena, pero ante su negativa deje de escribir, me había cansado de escribir gratis; no es que considerara mi trabajo soberbio o necesariamente bueno, pero mi lógica era que si lo publicaban al menos debían pagarme, además invertía mi tiempo y recursos en comprar libros y quería poder comprar otros nuevos. Así mismo, por aquel entonces y como escolar escribí a varios bancos, también busqué y encontré la casa de Tomas Unger, a Modesto Montoya y a todos les pedí, sin suerte, alguna ayuda para publicar mi material. Son personas muy ocupadas, y ahora que entiendo mejor el mundo editorial, comprendo que no hayan prestado un minuto de atención a “mi” tema.

Igual no me di por vencido y llegue a la editorial La Gaceta, que publicaba los libros de la Escuela de Periodismo; allí, verbalmente hicimos un trato de editar y publicar al tan ignorado MBC, ¡publicaría mi libro al fin!, y dentro de mí, quería hacerlo antes de los dieciocho años. Iba continuamente al centro de Lima, me reunía con el amable editor con quien habíamos pactado, el señor Ganoza, con el dibujante y todo parecía ir bien… ¡hasta que se murió el pobre señor Ganoza! ¿Resultado? Su sucesor no reconoció el acuerdo verbal, y más bien cobró por el trabajo hecho, con lo cual me quedo un lindo ejemplar de prueba de mi texto que terminó en el estante.

Considerando la experiencia vivida hasta ese entonces, decidí dejar el sueño del libro propio en el cajón de los olvidos, por al menos una década; pero antes de abandonar todo intento de escribir para los demás, fui a El Comercio intentando ser publicado y recompensado por ello (ósea pagado), lo cual veía como un medio para tener un ingreso extra, ahora que ingresaba a la universidad. Amablemente me dijeron que no le pagaban a uno a menos que fuese periodista, por ello les deje tan solo un articulo de los que había llevado conmigo, al menos para que mi viaje al centro de Lima no fuera del todo en vano; lo publicaron a la semana siguiente, y es el ultimo que tengo en algún medio impreso; no he vuelto a personarme a ninguno desde entonces y el ejercicio de escribir pequeños ensayos de manera periódica se dio por terminado. Vino la Universidad, las prácticas pre profesionales, las distintas empresas que me contrataron y escribir se volvió algo muy relegado, felizmente no así el leer.

Decidí que no intentaría publicar el MBC, pero una llamada que hace dos años me hiciera un amigo editor, me hizo repensar la idea. (Continuara mañana…)

Publicado en: Libros Etiquetado como: Giuseppe Albatrino, Libros ESP, publicaciones

Acerca de Giuseppe Albatrino

Escritor, dramaturgo y divulgador científico; amo la lectura desde muy niño, lo cual me ha llevado a buscar a contribuir escribiendo mis propios libros, cuentos, biografías y artículos;

Interacciones con los lectores

Comentarios

  1. Alvaro Flores Tafur dice

    9 febrero, 2009 a las 11:49 am

    Giusseppe, me gustó mucho el toque de intriga que le diste al final del relato y la lectura del mismo no me pareció aburrida, por el contrario, me engancho desde el comienzo y creo q es porque todos tenemos un artista frustrado dentro y yo me identifique con tu caso, espero la continuación mañana u hoy?.

  2. Javier dice

    9 febrero, 2009 a las 9:07 pm

    hey amigo, quiza ya no debas buscar «que te publiquen», sino ver como «lo publicas». Este blog es una buena forma.

  3. Gianella dice

    9 febrero, 2009 a las 9:16 pm

    Alguien debe decírtelo, si sigues escribiendo así es natural que nadie quiera publicar algo tuyo.

  4. Isalena dice

    10 febrero, 2009 a las 12:24 am

    Alguien debe decirtelo tambien, si sigues escribiendo asi es natural que el veneno se apodere de algunos(as)comentaristas. Acostumbrate. La mala onda es pan de todos los dias. Suerte con tus libros.

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