Los lunes por las mañanas guardan, en mi opinión, cierta curiosa relación con las noches de luna llena: cierto nivel de locura se respira en el ambiente. Al menos es la impresión que obtengo al volante del carro, o al notar el desperezo forzado que viene tras el fin de semana. Sin embargo, no imaginé que sería testigo de cómo la insania se haría presente en un par de noticias que, de alguna manera, son dos caras de la misma moneda.
Por Radio Programas entrevistaban a Modesto Montoya, un renombrado hombre de ciencia a quien he podido leer y escuchar en varias ocasiones, de una manera muy articulada presentaba el caso de un colega, perdón que no recuerde el nombre, al que no podía contratar para el Estado. Se trataba de un prestigioso científico, quien había estudiado y trabajado en el exterior especializándose en materiales y nanotecnología, había manipulado microprocesadores (chips) a escala muy reducida, pero dado que el Perú aún no puede ni soñar con el tema (eso lo digo yo, no los amables académicos) tenía una oferta para laborar, por ejemplo, con las propiedades de la madera, producto que exportamos, para que sea más resistente, durable o tenga mejores acabados (incrementando su valor en el mercado).
Se extrae del diálogo con el doctor Montoya, el hecho que actualmente su laboratorio tiene menos de cinco empleados y que no puede contratar los veinte que necesita porque, como en este caso, no se trata de jueces o militares, sino de científicos, y hay una ley que lo prohíbe. Conclusión: normativamente somos un país necio que rechaza la ciencia y tecnología en beneficio de, por ejemplo, nuestro exitoso y honroso sistema judicial.
La triste historia que ya no sorprende, dado el adormecimiento que genera la costumbre de verla repetida todos los días, hubiera quedado sepultada en mi memoria de no ser por la otra cara de la moneda: el Presidente del Parlamento, generosísimo con el dinero de los contribuyentes, ha incrementado el sueldo de sus secretarias de manera que las pobres no tengan que envidiar lo que ganan los Generales del Ejército o, para tal caso, muchísimos profesionales del Estado o del sector privado. Súmese a esto las promesas rotas de incrementos a policías, maestros y médicos y tendremos que el Parlamentario aprista ha tenido un gesto tan atinado como llevar vestido rojo en velorio (no estoy diciendo que LAC use vestido, porsiacaso)
Finalmente, para cerrar lo que empezó el lunático lunes, es trágico notar que el sueldo de las afortunadas trabajadoras del Parlamento, duplica por lo menos, a lo ofrecido al científico que no pudo ser contratado.
Jorge dice
Albatrino!!
En nuestro país, como en muchos subdesarrollados, se premia el figurtismo y clientelismo. No el conocimiento 🙂