Un terremoto educativo ha rajado el suelo y dividido a las personas en dos grupos adversos y excluyentes: por un lado quedó la gente de números y por otro la de letras. O, ¡peor aún!, dentro de ellos encontramos a los que únicamente conocen de su profesión. Sin embargo, no tiene por qué ser así, esta división artificial y nociva no tiene por qué arruinar mentes curiosas. Mentes como la de Leonardo da Vinci existen aún ahora, y si bien los simples mortales no podemos aspirar a tanto conocimiento, algunos ejemplos contemporáneos podrían inspirarnos.
Tomemos el caso del físico Richard Feynman (1918-1988), nada menos que ganador del premio Nobel en el campo de electrodinámica cuántica (parece un tema muy especializado, ¿verdad?). Su mente curiosa e inquisitiva nunca pudo quedarse quieta, el expresar matemáticamente las leyes del cosmos no le bastaba. Cursó tópicos de postgrado en biología, psicología y filosofía. Se dio tiempo para, fuera del mundo académico, aprender a pintar cuadros, lo suficientemente bien como para que se haga una exhibición de ellos. Incluso pintó uno para una casa de citas, pero esa es otra historia…
Otro de mis favoritos en cruzar la barrera monotemática es el jesuita Carlos Valles, por un tiempo uno de mis autores favoritos. Estudió y enseñó matemáticas universitarias, campo para el que fundó la primera revista especializada en la lengua gujarati (la que hablaba Gandhi), representando a la India en congresos internacionales. Pero también le gustaba escribir “de otras cosas” en este idioma, lo bastante satisfactorio como para ganar importantes premios literarios (así es, como lo lee, un matemático también puede ganar premios literarios). El gobierno de Guyarat le otorgó cinco galardones seguidos, luego de lo cual emitieron una norma por la que ningún autor podría, justamente, obtener más de cinco de estos premios consecutivos… para darle la oportunidad a otros, supongo.
Finalmente, un ejemplo sacado del cuerpo de astronautas, en donde también hay varios que son artistas, pero que dejaremos para otra oportunidad. ¿Le suena el nombre de Story Musgrave?. Probablemente no y aunque ha participado en seis misiones del transbordador espacial su rostro no es muy popular. Aún así, montarse en cohetes dista de ser su único interés. No solo estudió matemáticas y estadísticas sino que, prepárese para la lista, obtuvo un MBA, un grado en química, otro de médico, una maestría en fisiología y biofísica y una maestría en… literatura. Cuando no estaba en clases, se las arregló para volar más de 160 tipos de aviones, saltar 800 veces en paracaídas y recibir veinte doctorados honorarios. Impresionante.
Así que ya lo sabe, cuando en un cóctel alguien le hable de un tema lejano a su “zona de confort”, digamos, que de temas de “letras” cuando usted es de ciencia o viceversa, algunos de estos ejemplos quizá le anime a saltar las grietas que, lamentablemente, la especialización extrema nos crea.
Jorge Jarrín dice
A propósito de Valles, hace poco leí un libro llamado «El liderazgo al estilo de los jesuitas», el libro trata de la forma en que la Compañía de Jesús ha logrado ser una corporación que ha trascendido en el tiempo, y desde mi punto de vista mucho tiene que ver con la forma de manejar el conocimiento.. ser más universales, aprender de todo lo que se te ponga por delante y especializarte en lo que más te guste, aprender de todos e integrar el conocimiento en tu forma de vida. Mira a Mateo Ricci, es una historia muy interesante, por que incluso logro trascender al problema cultural…
Saludos
jj
Giuseppe Albatrino dice
Hola Jorge, gracias por comentar. «El liderazgo..» es un muy buen libro, no hace mucho ha salido en una edición económica, lo recomiendo también.Concuerdo contigo en lo de ser universales y aprender de todo lo que se nos ponga en frente, y ahora con la internet y ereaders es aún más fácil hacerlo. Estoy buscando información de Mateo Ricci, entiendo que evangelizó en China y por lo que veo, usaba trajes del mismo lugar, interesante…