Si no te ha sorprendido nada extraño durante el día, es que no ha habido día
John Archibald (físico)
El sábado me llevaron al circo; sé que ya estoy bastante grande como para ir por mí mismo, pero no lo tenía planeado y no podía rechazar tan bonita invitación originada, en parte, al hecho que de niño nunca pude verlo en realidad. ¿Resultado de la experiencia? Mucho asombro, momentos de estar literalmente con la boca abierta, temor por la seguridad ajena, mucha diversión y gratitud. Describir el circo es un reto, por los elementos poco comunes reunidos en un mismo espacio; salvo algunos malabares de artistas callejeros, confieso que no había visto en vivo muchas de las maniobras que presencié y que parecerían ser hechas con una facilidad que sospecho no tenían
Me impresionó el hombre que, sin más implemento que dos larguísimas telas que descendían del techo del coliseo Dibos, subía por estas con habilidad felina y a alturas de espanto; durante minutos, en que parecía que alguien había apagado la fuerza de gravedad, ascendía y descendía de mil formas, giraba y se contorsionaba expresando con su cuerpo un particular dominio del aire. En el mismo espacio, posteriormente, una pequeña chica desarrollaba sus propias piruetas colgada de un aro que se elevaba y bajaba siguiendo los dictados de la música, dibujando arcos y piruetas, sostenida tan solo por una mano o un pie para finalmente hacerlo de un instrumento colocado en su cuello. No pude evitar, en ese momento, preguntarme que estaría ella viendo o sintiendo (¿miedo?) o si le estarían pagando lo suficiente a todos.
Ya en tierra, aún resuenan en mis oídos la simpática y chillona voz de un payasito quejándose por no poder tocar su violín, cuando en su lugar cantaban otros; él y sus compañeros amenizaban los demás números con inocencia, simpatía y humor que son, de por sí, un lenguaje universal. Muchas expresiones artísticas se dieron en donde el equilibrio y reflejos eran fundamentales, en otras los cuerpos parecían no tener huesos sino estar hechos de goma y hubo grupos en los que la coordinación era vital para que las torres humanas que se formaban no se derrumbaran.
Tampoco olvido al caballero que montó una mini-mini bicicleta (que cabía en una mano) o al que condujo una moto sobre un alambre colgado o a las mujeres de los monociclos… muchas cosas se mostraron durante las dos horas del espectáculo, todas tenían en común la magia del circo que las recubría, que hacía cada minuto valioso por la experiencia que generaba.
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{Música de fondo mientras escribia: Clock, Speed of sound (Coldplay), Move to Move (Kon Kan), Come together (MJJ),
Supreme (Robbie Williams), Head over heels (Tears for fears), Winter (Joshua Radin)}