La última noche de mi estadía en Bogotá, ha sido una estupenda oportunidad para asistir con mi familia a un teatro escogido por su cercanía al lugar del hospedaje, el Teatro Nacional La Castellana. Dada su ubicación en una zona residencial de la capital y su apariencia que me recordaba a una pequeña parroquia, no esperaba encontrarme con lo que al final era en realidad: un local lleno con capacidad para casi setecientas personas y una de las mejores entregas que he podido ver este año.
“Los 39 escalones” es la adaptación de una película de Alfred Hithcock de 1935, la cual es a su vez la adaptación de un libro de John Buchan. La trama, contada en clave de comedia, gira en torno a Richard Hannay, un escocés quien en una obra de teatro conoce a una espía quien antes de morir le revela la existencia de una organización secreta que intenta robar secretos militares ingleses. Esto inicia una huída por diversos escenarios y parajes, persecuciones e intrigas centradas en un Hannay que frecuentemente rompe la cuarta pared, comunicándose con el público.
Lo sorprendente de esta obra, de casi dos horas de duración más un intermedio, es que con tan solo cuatro actores, se representan decenas de personajes, lo cual debe haber exigido una preparación especial de los artistas que en suma nos entregaron un estupendo desempeño (aunque hubo un par de personajes menos logrados). En la misma línea, con tan solo algunos elementos de escenografía, se representan casi una docena de lugares que incluyen distintas casas, un tren, un puente, carros, esquinas…
Esta hilarante obra, por su creativa puesta en escena, me recordó lo ilimitado que puede ser el teatro para representar su propio mundo. Dado los premios que ha recibido en otros lugares, espero que alguien se anime a traerla a nuestra Lima, de seguro que valdrá la pena para los espectadores.
“Los 39 escalones” es la adaptación de una película de Alfred Hithcock de 1935, la cual es a su vez la adaptación de un libro de John Buchan. La trama, contada en clave de comedia, gira en torno a Richard Hannay, un escocés quien en una obra de teatro conoce a una espía quien antes de morir le revela la existencia de una organización secreta que intenta robar secretos militares ingleses. Esto inicia una huída por diversos escenarios y parajes, persecuciones e intrigas centradas en un Hannay que frecuentemente rompe la cuarta pared, comunicándose con el público.
Lo sorprendente de esta obra, de casi dos horas de duración más un intermedio, es que con tan solo cuatro actores, se representan decenas de personajes, lo cual debe haber exigido una preparación especial de los artistas que en suma nos entregaron un estupendo desempeño (aunque hubo un par de personajes menos logrados). En la misma línea, con tan solo algunos elementos de escenografía, se representan casi una docena de lugares que incluyen distintas casas, un tren, un puente, carros, esquinas…
Esta hilarante obra, por su creativa puesta en escena, me recordó lo ilimitado que puede ser el teatro para representar su propio mundo. Dado los premios que ha recibido en otros lugares, espero que alguien se anime a traerla a nuestra Lima, de seguro que valdrá la pena para los espectadores.
Eri dice
En octubre se estrena esta obra en Lima también. Habrá que estar atentos con la propuesta de Plan 9 para este nuevo montaje y tendrás que comentarnos las diferencias entre ambas producciones!
Caarmen Aza dice
Cuando la vimos fue muy divertido, espero verla en Lima nuevamente.