1) Cantar puede ser algo difícil.
Muchos habíamos pensado en su momento que todos podríamos cantar y quedar bien; pero la experiencia me ha enseñado que con el canto sucede algo parecido que con el idioma italiano: todos cuando lo escuchan creen que lo entienden y que pueden hablarlo sin haberlo estudiado o practicado ¡Nada más falso! Podemos escuchar cantar pero no implica que sepamos hacerlo. Gracias a Dios que es norma del karaoke no votar a nadie por cantar mal, sino estarían vacíos; pero también es cierto, que hoy siento un respeto mucho mayor por todos los cantantes profesionales, famosos o no, en español o en inglés, porque no es sencillo lo que hacen.
2) Las letras pueden ser muy interesantes.
A pesar de que escucho música todo el tiempo, ya sea en el carro, a pie, trotando, en el trabajo o en la casa, pocas veces oía canciones en español; pero al tener que leer las letras que ponen, me doy cuenta que muchas tienen expresiones muy bonitas y poéticas, que no cualquiera puede haberlas pensado, y que no necesariamente deben tener una lógica aristotélica para ser bellas; estoy pensando en canciones como “Yo te seguiré” (Alberto Plaza), “Todo a pulmón” (Miguel Rios), “Hoy” (Gianmarco Zignano) entre muchas otras, de las cuales he ido anotando sus nombres para oírlas en casa.
3) Las mujeres cantan mejor que los hombres.
No tengo una explicación científica para esto, sólo evidencia empírica, pero es sorprendente notar que no sólo en mi grupo, sino en todo el local, las mujeres son más entonadas y rítmicas a la hora de cantar. Hay excepciones, pero éstas confirman la regla, por ejemplo ayer cantó estupendo mi amigo Henry (¡pero él ya canta en una banda!). Evidentemente, no habría expuesto el punto (1) si no me encontrase en el grupo de chicos a quienes, desde el vecino hasta el párroco de la Iglesia, se nos pide que mejor callemos a la hora de cantar o integrar coros.
4) El Karaoke es un buen entretenimiento para estar entre amigos.
La más importante de mis lecciones aprendidas, es que se trata de una sana diversión en la cual, aún sin que sea el turno de uno, es fácil divertirse siguiendo las canciones y entonándolas con o sin arte, después de todo, uno va a pasar un buen momento y no a concursar en American Idol.