Si bien desde hace años me he alejado de los montajes teatrales, tras una mala experiencia que tuve, no pude evitar preparar un par te textos para un concurso del Vivero de Dramaturgía en el cual se participaba de manera anónima.
Cuál no sería mi sorpresa al ver que dos pequeñas obras mías (no montadas) fueron elegidas. Me sentí muy orgulloso y contento.