En éste, el último de los lugares de encuentro
Vamos a tientas, juntos
Y evitamos hablar
Reunidos a la orilla del río caudalosos.
T.S. Elliot, extracto del poema “Los hombres huecos”.
Efectos de una buena obra de teatro: primero, el público olvida su propio transcurrir del tiempo y empieza a vivir el de los actores; segundo, tiene curiosidad constante por saber qué es lo que va a pasar a continuación, y tercero, el cuerpo colectivo experimenta las emociones y adrenalina que la historia genera; tras esto, al final, se aplaude con vehemencia. Todo esto sucedió con Agosto, que he tenido oportunidad de ver este fin de semana y que ahora les comento.
El dramaturgo y actor Tracy Letts recibió los prestigiosos Tony y Pulitzer por esta comedia negra que nos cuenta la historia de la familia Weston, reunida en el hogar paterno tras la desaparición del patriarca Hernán, docente universitario y poeta galardonado que tras su primer libro no volvió a publicar otro, quizá por la presión del éxito obtenido. La casa, inicialmente de ventanas tapiadas para impedir la entrada de luz, es el escenario “invadido” por las tres hijas, las parejas de éstas y la nieta, quienes en torno a la abuela, distan mucho de formar una estirpe normal y sólo preocupada por los recientes acontecimientos. Nos encontramos ante personajes fracturados, en distintos grados, por historias en común o individuales cuyas cicatrices no parecen sanar y ni siquiera la inminencia de la tragedia en ciernes podrá aplacar.
¿En qué medida puede heredarse el destino?, ¿en qué grado la infelicidad de una madre puede aún ser contagiada luego de cortado el cordón umbilical? Ante la propuesta del autor, pareciese que no hay límite a tal influencia, y que la acidez de la madre acompañó siempre a sus descendientes, aún en la huída que dos de ellas hicieran de su pequeño pueblo. Ante tal oscuridad, el atisbo de luz, lo proporcionan dos personajes externos, principalmente una mujer indio-americana que fue contratada por Hernán poco antes de desaparecer y el alguacil del pueblo, un amor de juventud de la primogénita.
Son muchas las temáticas presentes en las casi tres horas que dura la puesta en escena, que incluyen el uso de drogas, infidelidades, incesto, relaciones con menores de edad, enajenación, indolencia, pero todo revelado con los tiempos y pausas justos. Las historias que se entretejen llegan a ser tan ricas que no es difícil imaginar que alguna de ellas cobre vida propia en otro trabajo posterior del autor.
Nos encontramos ante un estupendo trabajo del director Juan Carlos Fisher, llena de situaciones complicadas y una coreografía de fuertes emociones, propiciada por magníficos actores, de los cuales destacan el papel de la matriarca y su hija mayor (Claudia Dammert y Norma Martínez, respectivamente). En definitiva, ésta es una entrega que debe verse y que incluso, podría hacernos valorar más nuestros propios lazos de sangre.
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Funciones en Plaza Isil, Jueves a martes 8pm. / Domingos 7pm
Margarita Sorio dice
Vi la obra, es estupenda. Recomiendo que la vayan a ver saldran satisfechos de ver una obra tan buena. La direccion, actuacion, escenografia todo esta fabuloso. Estoy esperando unas semanas para volverla a ver.
Eri dice
Es la mejor obra que he visto en lo que va de este año y está entre las dos mejores que he visto entre el 2009 y 2010, de verdad es muy buena y conmovedora. Se aprecia la buena mano del director, del elenco y de toda la producción. Buen trabajo en equipo y de alta calidad!
Vayan a verla, se quedarán con las ganas de volverla a ver y de recomendarla.
Amelia dice
Excelente obra, magníficas actuaciones. Un reparto de lujo, realmente.
Patricia dice
Que es grosa!!!!!!totalmente espectacular!!!!!!Norma Aleandro y Mercedes Moran unas diosas del escenario!!!!!!. Quisiera me explicaran porque Agosto, no entiendo porque el nombre con la obra. Pero se llame como sea es buenisima.