Astrónomos han detectado por primera vez el paso de un asteroide cuyo origen se encuentra fuera de nuestro Sistema Solar.
Las buenas noticias siguen llegando para los astrónomos y la comunidad científica en general. A los frecuentes anuncios de nuevos planetas descubiertos, se suma un reciente hallazgo que ha llevado a la Unión Astronómica Internacional a estrenar una nueva categoría en su catálogo de objetos. Se trata de un nuevo asteroide cuyo origen se encuentra fuera de nuestro Sistema Solar. Hablamos de un visitante que probablemente haya viajado millones de años a través de la Galaxia antes de pasar por nuestro vecindario por tan solo unas semanas.
Todo empezó la noche del 19 de octubre. El investigador Rob Weryk revisaba imágenes del telescopio hawaiano Pan-STARRS1 cuando encontró un objeto que se movía rápidamente. En un inicio pensó que se trataba de un simple asteroide, pero tras realizar nuevos cálculos determinó que había “algo más”, así que pidió refuerzos para conseguir más información. Con ello, más telescopios apuntaron al cielo en la dirección del hallazgo, para lo cual se tuvo que pausar otras investigaciones que se estaban dando.
Y es que el tiempo era un factor clave. Dada la velocidad con que se alejaba el asteroide, su tamaño y opacidad, el Sol pronto dejaría de iluminarlo como para que pueda ser visto desde la Tierra. Pero el esfuerzo valió la pena. Si bien existen más de 750,000 asteroides y cometas conocidos, se confirmó que este es único en su clase. Por ello, ha recibido el propicio nombre de “Oumuamua”, que en lengua hawaiana quiere decir “un mensajero de lejos que llega primero”.
Los astrónomos ya habían teorizado sobre la existencia de este tipo de mensajeros. Durante la formación de los planetas, estos giran en torno a su estrella y grandes trozos pueden ser despedidos lejos de la atracción gravitatoria de esta. Se estima que algo parecido es lo que debe haber iniciado la larga travesía de Oumuamua.
El reciente paper publicado en la revista Natura a raíz del descubrimiento indica que la forma de este objeto interestelar tampoco es típica de los asteroides. Su longitud de unos 400 metros es una diez veces su ancho, por lo que tendría forma de un cigarro. También se señala que es probable que el descubrimiento este asociado a recientes mejoras en los sistemas de detección del Pan-STARRS1, así que se espera captar más de estos objetos en los años venideros.