Inmóvil sobre el suelo marciano, tras seis meses de viaje, la nave espacial InSight no desplegará algún vehículo como algunos de sus predecesores. Sus pocos movimientos serán con un brazo robótico, que colocará en el suelo, a su lado, un sismógrafo y un pequeño taladro. Su objetivo: conocer el interior del planeta.
La imagen de la Sala de Control de Misión de la NASA, transmitida en vivo por Internet, se está volviendo cada vez más familiar en los momentos previos a un amartizaje. En ella vemos como los Ingenieros de vuelo, inclinados frente a sus consolas, monitorean la nave lanzada meses atrás, mientras desde un altavoz se va anunciando información clave de lo que viene ocurriendo.
Y si bien el descenso realizado por el InSight había transcurrido realmente varios minutos en el pasado, no olvidemos que las ondas de radio requieren tiempo para llegar a la Tierra, esto no disminuyó la emoción. Todos celebramos el mensaje de “llegué bien” que la sonda emitió apenas arribada, este 26 de noviembre. Posar una nave en Marte no es fácil: su delgada atmósfera no facilita el trabajo de los paracaídas y su gravedad es un gran reto para los cohetes de frenado.
Pero a diferencia de amartizajes previos, esta vez no habrá nuevas ruedas que circulen en Marte. La InSight carece de ellas. Tampoco las necesita, su objetivo principal es estudiar el interior del planeta. Para ello, el instrumento estrella del que se valdrá es un sismógrafo, con el cual se podrá conocer más sobre el grosor de su corteza, la viscosidad del manto, el radio y la densidad del núcleo de nuestro vecino planetario.
Ciertamente no estamos ante el primer sismógrafo extraterrestre. Los astronautas del Apolo colocaron varios en la Luna, con los cuales se descubrió la existencia de terremotos selenitas. En cuanto a Marte, las Viking 1 y 2 portaron sismógrafos, en 1976, pero el instrumento no funcionó en la primera y perturbaciones atmosféricas y problemas del equipo no dieron valores confiables en la segunda.
Esta vez NASA está mejor preparada que en la época de las Viking. El nuevo sismógrafo marciano registrará los distintos tipos de ondas sísmicas que se generen en el subsuelo, protegido dentro de una cámara al vacío. Desde allí, ayudará a estudiar los “martemotos”. Mientras en la Tierra los sismos son causados generalmente por el desplazamiento de las placas tectónicas, en Marte estos se originan por el impacto de meteoritos, actividad tectónica como el volcanismo y las grietas en la corteza del planeta.
Conocer el interior de Marte ayudará también a conocer los orígenes de la Tierra y de los planetas rocosos en general. Es hacer un viaje al pasado. A diferencia de la Tierra, Marte ha sufrido pocos cambios en sus miles de millones de años de existencia.
Aunque no ha trascendido en las noticias, según científicos de la misma NASA el número mínimo de sismógrafos para abordar “completamente” la estructura del interior de Marte es cuatro. Con este número no se cubre solo una región del planeta, sino que se puede localizar con exactitud el hipocentro de actividades sísmicas o estudiar con mejor precisión las ondas que estas generan. Pero, sin lugar dudas, la información de esta primera estación será valiosísima. La InSight marca un inicio en el estudio del interior de otro mundo.