En su nueva película, “Primer hombre”, el director Damien Chazelle encara con éxito el reto de contar ocho años de la vida de Armstrong ofreciendo una perspectiva emocionante, nueva y a la vez conmovedora.
Pasarían casi tres décadas desde el primer alunizaje para que Neil Armstrong se animara a contar con un biógrafo oficial. Para ese entonces, sus compañeros de misión en el Apollo 11 habían ya publicado sus propios libros: Michael Collins con una de las mejores autobiografías de un astronauta (“Carrying the fire”, publicado en 1974) y Buzz Aldrin con un par de volúmenes coescritos acerca de su vida.
Pero Armstrong fue siempre una persona reservada. Un héroe renuente que permanecía alejado de la mayoría de las convenciones y encuentros en los que sus compañeros participaban. Por ello, cuando el escritor James R. Hansen logra, luego de alguna insistencia, convertirse en el biógrafo del primer hombre en caminar en la Luna, los interesados esperaron con ansias el resultado de su trabajo. Y, como era lógico, en Hollywood no tardaron en adjudicarse los derechos del libro para llevarlo al cine.
Pasarían aún más años para que al fin se concretara la película “Primer Hombre”, estrenada este mes. En ella, el director Damien Chazelle y el guionista Josh Singer asumen el doble desafío de mostrar la célebre carrera del astronauta desde la perspectiva del mismo de Armstrong, y a la vez revelar al mundo lo que muy pocos conocían de su vida familiar.
En cuanto a lo primero, ¿cómo aportar algo novedoso a lo que el espectador informado puede haber ya visto en documentales, dramas y entrevistas? Chazelle lo lograr con una propuesta inusual. Sacrifica un tanto el realismo técnico para potenciar la experiencia, ya sea de un ambiente inhóspito como la Luna, traicionero como el de un avión cohete o vertiginoso como el despegue del Saturno V. Mediante el uso continuo de close-ups, silencios extendidos o el envejecimiento de las naves, el director hace que el espectador olvide que ya conoce el resultado de lo que va a ocurrir (todos se salvan, obviamente) y experimente junto con los personajes sus preocupaciones y emociones con gran intensidad.
De otro parte, la película explora eventos personales desconocidos del propio Armstrong y su mujer. Detalles que no habían asomado ni en la miniserie “De la Tierra a la Luna” (HBO, 1998) que dedicó todo un capítulo a las esposas de los astronautas. Aquí vemos, por primera vez, a un hombre encerrado en sí mismo, que tras perder a su hija de dos años y medio por una enfermedad opta por centrarse aún más en su trabajo. Por años, su vida familiar se torna casi inexistente frente a sus labores de ingeniero, piloto y astronauta.
Sin duda, con dos horas de duración, “Primer Hombre” logra contar ocho años en la vida del legendario astronauta de una manera que satisfacerá por igual a los curiosos, a los conocedores de los viajes espaciales y a todo aquel que disfrute con buenas historias.