A los 87 años ha fallecido John Young, pionero de los viajes espaciales y uno de los doce hombres que caminaron sobre la Luna. Su carrera y experiencia, que abarcan cuatro décadas, es un fenómeno irrepetible.
El nombre de John Young (n.1930) es difícilmente reconocido más allá de los interesados por los viajes espaciales, pero eso nunca pareció preocuparle. Mientras varios de sus compañeros dejaban la NASA para empezar carreras empresariales, políticas o incluso anunciar productos en la televisión, el permaneció por treinta años más en puestos de liderazgo y como astronauta en activo.
Ingresó en la Agencia Espacial en 1961, como parte del Segundo Grupo de Astronautas (conocido como “los Nuevos Nueve”), sin duda la promoción más exitosa que ha habido hasta el momento. De todos ellos, siete fueron honrados por el Congreso de su país por su servicio, valor y sacrificio. Y de estos, Young fue el primero en realizar un vuelo, junto al veterano Gus Grissom. La silenciosa tripulación, ambos hombres no eran aficionados a los paliques, estrenó junta un nuevo modelo de astronave llamado Géminis.
Cuatro años después comandaría su propia misión, la Géminis 10. Aquí, el ritmo cardiaco de Young al momento del reingreso a la atmósfera, una de las fases más peligrosas, fue de los más bajos registrados en las misiones Géminis, demostrando su carácter sereno e imperturbable.
Su tercera misión lo conduce a la Luna, en el Apollo 10 (1969). Su objetivo era validar todos los pasos necesarios para que Armstrong y Aldrin realizaran su histórico vuelo pocos meses después. Aquí Young, mientras sus compañeros probaban el modulo lunar, fue la primera persona en orbital en solitario nuestro satélite. Si bien esta vez no fue comandante del vuelo, fue elegido por su excepcional experiencia para solventar sin ayuda cualquier problema que pudiese ocurrir.
En abril de 1972 se convirtió en la novena persona en pisar la Luna, como comandante del Apollo 16. Junto a Charles Duke exploró las montañas de Descartes por tres días enteros, totalizando unas 20 horas fuera de la nave. También manejó el Rover, un pequeño carro lunar propulsado a baterías, por unos 26 kilómetros, lo cual facilitó la recolección de los 96 kilos de muestras que trajeron a la Tierra.
Si bien haber llegado a la Luna (dos veces) podría haber significado el final de los largos ciclos de entrenamientos que significa cada misión, para Young no fue así. Su sed por la última frontera nunca pareció menguar, así que se prepara para el siguiente modelo de nave que la NASA está construyendo: el Transbordador Espacial. Desarrollar esta máquina tan compleja, que despega como cohete y aterriza como un avión, tomó casi 10 años. Tras varios retrasos, en 1981 comanda al fin el primer vuelo del Columbia.
A sus 53 años realiza el que sería su sexto vuelo espacial, llevando el laboratorio Spacelab. A pesar de que la misión completó exitosamente todos sus objetivos, sus abiertas criticas a la seguridad al interior de NASA, sobretodo luego del desastre del Challenger, le obstaculizarían nuevas misiones, por lo que se le convierte en Director Asociado en el Johnson Space Center hasta el 2004 en que se retira.
Habiendo volado en casi todos los tipos de naves espaciales de su época y habiendo caminado en la Luna, John Young no solo es un pioneros del espacio, sino que será recordado como el astronauta y explorador por excelencia.