El reciente anuncio de científicos italianos sobre depósitos de agua líquida en el polo sur marciano, ofrece un nuevo lugar para la búsqueda de vida fuera de la Tierra.
El astrónomo Giovanni Schiaparelli observaba Marte en 1877 a través del telescopio cuando creyó ver sobre su superficie líneas que la atravesaban. Las llamó “canali”, la palabra italiana para referirse a canales, y si bien para él estas no tenían necesariamente un origen artificial, la traducción al inglés que usaron al divulgar la noticia sí la implicaba.
Si los marcianos construyeron canales, se dijo en aquel momento, entonces debía existir agua que viajase por estos.
Con mejores telescopios las líneas desaparecerían. Pero por más de dos décadas, revistas respetables, científicos y público general imaginaron a Marte como un planeta habitado. No solo eso, sino que algunos concluían que dado que los canales debían de ser muy grandes para ser vistos desde la Tierra, una obra de tal magnitud significaba que la sociedad marciana trabajaba de manera colectiva y unida.
Hoy en día, con casi dos docenas de naves que han visitado nuestro vecino planetario desde los años ‘60, no queda duda que aquellos constructores que imaginamos más de un siglo atrás no existieron. Sin embargo, la búsqueda de agua en Marte sigue cobrando gran importancia. De un lado, su existencia sería un indicador de que podría haber albergado algún tipo de vida y, por otro, facilitaría las operaciones de futuras misiones tripuladas hacía allá.
Ya en el 2015, la NASA había anunciado que su nave espacial Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) había detectado evidencia indirecta de flujos estacionales de agua. Como investigadores de una escena del crimen, los científicos notaron en las laderas de algunos cráteres patrones del terreno consistentes con el flujo de líquidos.
Un paso más allá, el interesante paper publicado el 25 de Julio en la revista Science por científicos de la Agencia Espacial Europea, nos detalla la evidencia de agua líquida atrapada debajo del hielo de los casquetes polares. Mediante un radar montado en la sonda Mars Express, han interpretado las señales que recibieron en el área estudiada como característico de un cuerpo estable de agua líquida, que tendría varios kilómetros de diámetro y varias decenas de centímetros en espesor. Además, el documento añade que dada la sensibilidad actual de los instrumentos, que requieren un gran tamaño de agua para que sea detectable, no hay razón para concluir que no habría presencia de agua subterránea en Marte (de menor tamaño) en otras ubicaciones.
Con nuevas sondas programadas para ser lanzadas y seguir explorándolo sobre los hallazgos actuales, no cabe duda de que el futuro de la investigación marciana es alentador.