La primera imagen de un agujero negro da luces sobre un objeto astronómico estudiado por décadas, pero hasta hoy elusivo a las cámaras.
Los agujeros negros han poblado tanto el mundo de la astronomía como el de la ficción por décadas. Aparecen en revistas especializadas, novelas y series por lo menos desde los años setenta y, en películas como Star Trek (2009) o Interstellar (2014), se hicieron visibles gracias a la magia de los efectos especiales. Sin embargo, a pesar del sinnúmero de ilustraciones que haya habido de ellos, ninguna ofrecía una imagen real de los mismos.
Predichos por la Teoría de la Relatividad de Einstein, son objetos con una gravedad tan poderosa que ni la luz que les cae encima se les escapa (de allí su nombre). Debido a esto, la manera en que los astrónomos los identifica siempre ha sido indirecta. Por ejemplo, el desplazamiento de cierto grupo de estrellas no tendría explicación sino hubiese una gran masa invisible perturbando sus órbitas. O, como en otros casos, se ha observado estrellas cuya masa es arrebatada por un “algo” invisible y cercano a ellas.
Ya en 1973, justamente buscando los efectos de posibles agujeros negros en sus vecindarios, la sonda espacial Uhuru, especializada en captar rayos X, detectó los primeros candidatos de la historia. Pero la fotografía mostrada el 10 de abril por los científicos del Event Horinzont Telescope, marca el hito de capturar directamente a una de estas misteriosas entidades.
El esfuerzo significó el trabajo coordinado de más de doscientos investigadores y sus telescopios alrededor del mundo. Desde estos se capturaron imágenes de la misma región del cielo, con una sincronización cuidada a la fracción de segundo. La enorme cantidad de datos obtenidos por su tamaño tuvo que ser trasladada en discos duros por avión (en el caso del telescopio de la Antártida tuvieron que esperar seis meses a que se reanudasen los vuelos). Finalmente, la información se distribuyó a cuatro grupos de trabajo, independientes entre sí, para que procesaran las imágenes y así comprobar entre todos la exactitud del resultado final.
Lo que vemos, es lo esperado por la teoría. Incluso, diversos divulgadores científicos han descrito desde semanas atrás algo muy semejante a lo que publican hoy los medios: una especie de sombra rodeada de un arco luminoso. Como explican los científicos del proyecto, el circulo oscuro no representa el cuerpo del agujero negro, sino la región en que la luz de la estrella vecina logra escapar de la atracción de esta.
Sin lugar a duda, a pesar de la primera fotografía de este viejo conocido, este seguirá capturando la imaginación tanto de escritores como de científicos. A los primeros, por el enorme potencial narrativo que ofrecen y, a los segundos, porque aún se sabe muy poco de ellos.