Los planes de reconstrucción de la catedral parisina podrían usar los datos de un reciente estudio que buscaba entender a sus antiguos constructores. Para ello, tomaron millones de mediciones del lugar.
Era una mañana de 1826 y Joseph Nicéphore Niépce, inventor francés, desde su despacho preparaba su cámara oscura para capturar la que es considerada la primera fotografía de la historia. Ocho horas después, la película hecha con una aleación de cinc, plomo y estaño pudo tan solo obtener la imagen borrosa y desenfocada de unas paredes y una torre en Le Gras.
Han transcurrido dos siglos, y la tecnología para registrar detalles de un espacio y un momento preciso, ha alcanzado una agudeza que difícilmente Niépce habría imaginado. Más allá de las cámaras modernas, los escáneres de rayos láser pueden tomar millones de medidas de un recinto con una precisión milimétrica. Tal como lo comprueba el trabajo que hiciera, a partir del 2010, el doctor Andrew Tallon en la catedral de Notre Dame.
Historiador del arte y amante de las catedrales, por casi cinco años Tallon se dedicó a levantar “mapas de puntos” tanto del interior como del exterior de la famosa catedral parisina. Para ello, elegía un lugar donde colocar el trípode con el dispositivo láser, marcaba su coordenada mediante GPS y otras referencias y acumuló más de dos mil millones de mediciones de sus pormenores arquitectónicos como columnas, paredes y muros. Superpuso estas a fotos panorámicas y de 360 grados que él mismo hacía, para obtener imágenes que le contarían una historia nueva del lugar.
Su intención, señalaba, era conocer lo que habían pensado los constructores de estas maravillas góticas. En vista de que estos no habían dejado diarios o bitácoras, los nuevos datos le permitían inferir la evolución de la construcción. Por ejemplo, desde hacía tiempo los estudiosos habían observado que la línea de estatuas de reyes que hay sobre las puertas del templo tenían distintos estilos artísticos. En base a sus mediciones, que marcaban un desnivel de 30 centímetros en esta parte de la fachada, Tallon concluyó que la estructura había empezado a inclinarse y que los constructores debían haber dejado de trabajar esta sección por una década, mientras que el suelo se asentaba. Esto explicaba la variación de las formas artísticas.
Así mismo, como señala NatGeo, los escaneos de Tallon revelaban que algunas columnas interiores no se alinean y tampoco algunos de los pasillos. También pareciera que, por momentos, los constructores se tomaban atajos, y que, en vez de remover estructuras existentes, construyeron alrededor de ellas. Estos detalles, de esta majestuosa obra que inició en 1163 y terminó en lo fundamental en 1245 con la fachada principal, serían difíciles de conocer con instrumentos no electrónicos.
Notre Dame, ubicada a unos trescientos kilómetros de Le Gras, no es la única catedral que Andrew Tallon expuso a su minucioso trabajo de captura de datos. Pero, sin duda, ante el incendio de esta semana, sus archivos de este lugar serán los más revisados.