Las técnicas basadas en Inteligencia Artificial para crear imágenes o videos falsos podrían complicar en un futuro cercano las campañas electorales.
En las películas de “Misión Imposible” nunca falta la escena en la cual Tom Cruise usa una máscara hiperrealista. Hechas de látex, estas copian a la perfección el rostro del villano de turno, para poder así suplantar su identidad. Disfrazado con ellas, nuestro héroe podrá ingresar a lugares vetados o hacer creer al resto de que el villano se comporta de un modo que de otro modo no haría.
Pero más allá del látex, la magia de los disfraces no podía quedar al margen de la revolución digital. La Inteligencia Artificial, en particular con las técnicas de aprendizaje automático (o “machine learning”, en inglés), ha abierto las puertas al mundo del “Deep Fake”. Con programas que toman como base imágenes y vídeos de personas reales, se puede generar un nuevo vídeo en las que estas hacen lo que su creador desee.
Muchos ya hemos sido testigo de esta tecnología, quizá sin saberlo. Como cuando en la película “Rogue one” vimos a los personajes del gobernador Tarken y la princesa Leia: estos fueron grabados a pesar de que sus actores (Peter Cushing y Carrie Fisher) habían ya fallecido. Los especialistas en efectos especiales los recrearon de manera digital, para que luego aparezcan en nuestras pantallas, hablando y moviéndose junto a los otros protagonistas.
Con el abaratamiento de la tecnología de consumo (computadoras, cámaras digitales) ya no se requiere tener un gran estudio para poder generar videos falsos de personas reales. Basta incluso con computadoras caseras, tal como lo ilustra un famoso video, que hoy tiene más de 4 millones de vistas en Youtube, publicado en abril de 2018 por Jordan Peele. En el vemos al presidente Barak Obama dar lo que parece un peculiar mensaje, fuera de personaje, para luego descubrir que su rostro, expresiones y gesticulación son generados por computadora.
El potencial del Deep Fake es impresionante. Y su impacto en nuestras vidas y en la democracia debe ser analizado. Para generar estos videos se requiere una cantidad importante de videos, y son justamente los líderes políticos sobre quienes abundan. No es difícil imaginar campañas de desprestigio que incluyan la manipulación de sus rostros y la imitación de sus voces. Sumado esto a la rápida distribución de contenidos cortesía de las redes sociales, ya la enrevesada era de la post-verdad se hace aún más complicada.
Ante la importancia del tema, el mes pasado la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de los EE.UU. (DARPA), anunció la creación de herramientas de software para detectar los videos falsos. Estos analizan características como los parpadeos y movimientos de la persona en la pantalla… Pero de seguro, los mismos vídeos falsos irán mejorando, como sucede siempre con la tecnología. Como señala el mismo Jordan Peele al presentar su vídeo de Obama, estos son tiempos peligrosos.