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Giuseppe Albatrino

Escritor, Dramaturgo y Divulgador Científico

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A propósito de Falling Skies

27 junio, 2011 by Giuseppe Albatrino

      Los extraterrestres son un tema abierto: (de existir) no sabemos cómo lucen, cómo es su tecnología, cómo se organizan, cuál es su filosofía, cuál es su religión (¿tendrán una?) o qué es lo que buscarían, de contactarnos. Todas esas interrogantes son un rico caldo de cultivo para crear ficción a la vez que intentamos responder a ellas. cosa que han venido haciendo los escritores y guionistas de Hollywood por décadas, desde que pusieron al primer hombrecillo verde en la portada de una revista o póster.

      Por ejemplo, recientemente se produjo otra versión de la serie V, cuya original de los años 80 acumuló una legión de seguidores pero que hoy, tras apenas dos temporadas, se bate ante la posible cancelación. De suceder, estaría justificado; las actuaciones son malísimas, los diálogos lamentables pero, sobretodo, la historia un completo fiasco. En su intento de forzar la trama para que encaje en una oposición entre los pares “líder alienígena y su hija” versus “líder humano y su hijo”, descerebran a cualquier otro personaje que tuviese algo qué decir en el show, no solo eso, la Tierra pareciese cubierta por seis mil millones de Dustin Hoffman interpretando a Rainman. En suma, un desperdicio del género.

      Sin embargo, la nueva “Falling Skies” parece haber empezado con buen pie. Su propuesta es interesante y con potencial para extenderse y desarrollarse. Nos ubica en un movimiento de resistencia, cuando la guerra ya ha empezado y al parecer no existe un gobierno central que coordine las acciones de los sobrevivientes esparcidos por todo el mundo. Estos buscarán proveerse de alimentos y municiones, atacar al enemigo, recuperar a sus compañeros, a la vez que deben permanecer en constante movimiento, montando y desmontando sus campamentos.

      En una era en que por la Internet podemos ver las azoteas de nuestras propias casas (gracias Google Earth), es válido preguntarse  por qué  los invasores no encuentran y destruyen a los rebeldes al primer episodio, ¿verdad? Por fortuna, sus recursos son limitados y centran sus esfuerzos en combatir conjuntos grandes, de miles de personas, pero tal como nuestros héroes han tomado debida nota, cuando acaban con éstos, la atención va variando a los más pequeños. Por ello, los buenos se organizan en grupos de militares y civiles, listos para dividirse nuevamente.

      En este ambiente de constante lucha,  no desaparecen las relaciones interpersonales o la historia personal de cada uno, como es el caso del mismo protagonista, Tom Maso. Profesor de historia, cuida del lazo amoroso con sus hijos, como cuando debe celebrar el cumpleaños del menor en el campamento, poco antes de partir con el primogénito (aún adolescente) a una peligrosa misión de combate. Así mismo, Tom debe liderar a amigos, conocidos y ex alumnos, a quienes trató en épocas más placidas

      Aunque aún es prematuro para juzgar, creo que nos encontramos ante una producción inteligente, que no solo introduce una nueva forma de vida al planeta, sino que aborda el difícil reto de retratar verosímilmente una nueva guerra de los mundos, a la vez que dibuja el lado humano de sus combatientes.

Publicado en: Cine y Televisión Etiquetado como: series

Héroes de Ficción: Doctor House

10 noviembre, 2009 by Giuseppe Albatrino

      Es misógino, cínico y desvergonzado, no le interesa el paciente de turno como persona, sino como un rompecabezas a ser resuelto, la enfermedad es tan solo un cubo mágico a armar (pero sin quitarle a éste los stickers) y sus métodos distan tanto de la ortodoxia como los amish de la electricidad. Sin embargo, es el doctor más visto de la tele, en donde al final de cada episodio, su víctima curada y los televidentes agradecemos la genialidad de aquella mente que habita en un cuerpo cojeante y adicto a los analgésicos.
      Como jefe del departamento de diagnósticos en el hospital de enseñanza Princeton-Plainsboro, a sus 50 años debe enfrentar los casos médicos más difíciles que sus colegas no pudieron tratar; para ello cuenta con un disímil equipo que le asiste, y soporta, al cual trata de una manera que pocos se atreverían por temor a encarar demandas futuras: puede llegar a ser sexista, hostil, racista contra alguno, verbalmente abusivo y, para mayores señas, la mayor parte del tiempo mantiene un comportamiento sarcástico. Esto último se ve magnificado si su interlocutor manifiesta alguna convicción en Dios, dado que como orgulloso ateo no pierde la oportunidad de reprochar aquella actitud deísta que encuentra tan irracional y contraproducente. Además, todo mérito en la curación debe ser solo suyo y de nadie más.

      House es un moderno Holmes, y como aquel mítico detective cuenta con un mejor amigo, llamado Wilson (¿o Watson?) con quien comparte su tiempo, respeto e intimidades en una amistad que se remonta a los tiempos en que nuestro héroe no necesitaba un bastón para caminar y su humor no se había agriado por los dolores constantes que le ocasiona una lesión en la pierna derecha. La relación con éste llega a rayar en la definición de “bromance”, pero ambos manifiestan también interés por relaciones que no perduran en el tiempo o terminan de manera trágica.

      Su éxito, y estabilidad laboral dirían algunos, radica en que pese a todo, cuenta con una capacidad inigualable de identificar la cura para los más improbables males que aquejan a sus pacientes, a los cuales evita conocer en persona al menos que sea estrictamente necesario. Es claro que posee una inteligencia excepcional, que se manifiesta en una basta cultura general y en su fluidez en al menos seis lenguas, que incluyen el japonés y mandarín; como hijo de militar americano, pasó su niñez en distantes países, que enriquecieron su intelecto.

      Gregory House es todo un fenómeno mediático, que ha hecho acreedor al actor que lo personifica, de numerosos premios y portadas en importantes revistas; nos encontramos ante un personaje que algunos dudarían en tener como médico de cabecera pero que sin embargo atrapa la atención del televidente, deseoso de ver su siguiente acción, su siguiente impulso o su siguiente broma infantil, cuyo destinatario puede ser literalmente cualquiera, desde una monja moribunda, pasando por la jefa de medicina, hasta pobres cadáveres cuyo único delito es encontrarse en un refrigerador en donde él alguna vez ocultó su comida. Este estilo tan peculiar de salvar vidas, sumadas a las características descritas, lo convierten en nuestro querido y tercer héroe de ficción.
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PS1: Gracias por todos los mensajes que el post anterior ha generado en el facebook del libro y por sus comunicaciones mediante la página web del mismo.
PS2: ¿Alguien tiene alguna sugerencia para un nuevo héroe de ficción?

Publicado en: Cine y Televisión Etiquetado como: héroes de ficción, series, TV

Héroes de Ficción: MacGyver

1 junio, 2009 by Giuseppe Albatrino

MacGyver es uno de los héroes más inventivos de la televisión, no solo por sus excusas para evitar el uso de pistolas (con las cuales varios episodios terminarían a los cinco minutos) sino porque anda creando aparatos con clips o goma de mascar que encuentra en el camino. A diferencia del reservado Jason Bourne, nuestro anterior héroe comentado aquí, este huye de la violencia de la pólvora para usar otros intermediarios como el puño limpio o las trampas cazabobos que crea.

Como agente de la Fundación Phoenix es su deber rescatar personas, proteger testigos o recuperar tecnología robada. Pero muchas de sus misiones las hace en su tiempo libre, ayudando a amigos en problemas, gente con la que se cruza en la calle o defendiéndose de enemigos que no se cansan de visitarlo. Durante los siete años de la serie se irán revelando detalles del melenudo individuo que disfruta del jockey, escalar montañas e infiltrarse en países enemigos. También cuenta con formación científica que lo prepara para encontrar formas caseras de fabricar explosivos, detonadores, relojes, robots e incluso un avión ultraligero construido de bambú (sí, bambú), sin más herramientas que una navaja del ejército suizo que siempre lleva en el bolsillo.

Los productores de la serie, uno de los cuales fue Henry Winkler (el popular “Fonzie” de “Los días felices”), buscaban que los experimentos cumpliesen principios científicos. En los Estados Unidos apareció el termino “MacGyverismo” para señalar a aquellas personas que pueden improvisar soluciones de manera creativa con las cosas que tienen a la mano. Alguna vez conocí a un mecánico de aviación que por aquella época había recibido tal sobrenombre (¿se subirían ustedes a un avión reparado por él?)

MacGyver es un personaje entrañable que para muchos afianzó nuestro gusto por la ciencia. Ha sido referenciado en series como Los Simpsons o Family guy, en youtube podemos encontrar videos amateur con las aventuras de MacGyver en sus años universitarios (en clave de humor) e incluso los Mythbuster le han dedicado un programa exclusivo para examinar sus creaciones improvisadas. Nuestro héroe de hoy es, sin lugar a dudas, la personificación de la creatividad científica al servicio de la aventura.

Publicado en: Cine y Televisión Etiquetado como: héroes de ficción, McGyver, series, TV

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