Me encanta cuando un plan se realiza
John “Hannibal” Smith
Escena recurrente en la televisión de los ochenta: Balas surcan el aire y otras caen a los pies de los malosos que apuran la huída, abordan el auto descartable de la semana sin ponerse los cinturones y, en medio del escape motorizado, alguna explosión los despega del suelo en una pirueta que termina por abatirlos moralmente (porque heridas no hay). Han sido vencidos por los Magníficos. Cero bajas, la sonrisa satisfecha del líder y el agradecimiento de los beneficiados de turno cerrarán el capítulo a menos que el malvado coronel Lynch los haya encontrado y lo último que veamos sea el polvo que dejan nuestros héroes al partir en la camioneta de la franja roja.
Algunas décadas después…
Para muchos que cruzamos la base tres, permanece el recuerdo del cuarteto que se ganaba la vida buscando justicia para quien se las pedía y para ellos mismos, fugitivos de un crimen que no cometieron. La excelente definición de los personajes quedó marcada en la memoria colectiva, el encanto de la serie radicaba en la dinámica entre sus distintos caracteres ya que había para todos los gustos: el coronel John “Hannibal” Smith, era el líder, de guantes siempre puestos y el habano en la boca, excelente planificador de las misiones, se deleitaba con el resultado de las mismas. Templeton “Face” Peck, empleaba su natural encanto para timar y conseguir los recursos que necesitaban para sacarlos de apuros mientras que el loco del grupo, H.M. Murdock, proporcionaba la nota humorística y excéntrica que no era del gusto de Mario Barackus, un gigantón de enorme pericia mecánica a quien habría que sedar mediante un vaso de leche antes de subirlo a un avión.
Por ello, no era de extrañar que Hollywood buscase revivir lo que fuera un éxito ochentero y un ícono cultural. Con la participación del productor de la serie, se ha estrenado esta semana la versión cinematográfica de los Magníficos la cual recoge parte del espíritu de la original en lo concerniente a la inventiva, camaradería y química entre los personajes pero que amplifica las dosis de violencia en larguísimas secuencias que le hacen a uno consultar la hora.
Como era de esperarse, esta propuesta actualiza la historia, cambiando la experiencia militar de Vietnam por la Iraq, así mismo se nota cierta pérdida de inocencia de Barackus y Face, y en cuanto a Murdock, parece más un ser atormentado que excéntrico; felizmente Hannibal no ha sufrido mayor variación. Los que no nos perdíamos un episodio, encontraremos muchas referencias conocidas a demás del despliegue pirotécnico, como al muñeco de media en la mano juguetona del loco o la risa encantada del mohicano ante el nuevo plan del líder.
Nos encontramos ante un despliegue intenso de acción y pólvora, un remake que pudo ser más entretenido de no haber contado con tanta violencia. La sazón de humor fue precisa. Una película que se puede disfrutar a condición de dejar las aspiraciones intelectuales de lado, después de todo, ¿no era esa la actitud con la que mirábamos la original?
Calificación: 3.5
PS: Para los que vayan a verla, los malvados de turno pertenecen a la empresa “Black Forest”, una clara alusión a “Black Water” de la cual he escrito en este blog.