La familia Goodman parece incapaz de alcanzar un equilibrio o una vida, digamos, siquiera normal. La madre, sufre de un trastorno mental y arrastra con ella a su leal esposo, a su abandonada hija y al espectador, mudo testigo de la batalla que se desata en la mente de ésta. Su historia, puesta en escena en las tablas del Marsano, es contada magníficamente por las interpretaciones de un elenco que no deja de emocionar al espectador por un solo instante.
Casi Normal, pertenece junto a Rent, a la nueva generación de musicales que tratan temas actuales y delicados pero con cierta facilidad y desembarazo. Nos encontramos ante un fino equilibrio entre entretenimiento y seriedad. Los Goodman enfrentan a la locura, la pérdida, el abuso de drogas y la soledad, sin que el espectador aparte la mirada, sino que conmovido acepte subirse a la montaña bipolar que va destruyendo sus vidas. Sin embargo, la esperanza no desaparece, y con ella la posibilidad de que algo cambie en la próxima escena o que al menos, el gen destructivo no se repita en la siguiente generación.
Si bien la mayor parte del drama gravita en torno a la madre, aquí interpretada estupendamente por Patty de la Fuente, los demás personajes no dejan de ser completos e interesantes. El padre (un conmovedor Paul Martin en la versión que vimos) libra estoicamente su propia batalla, que parece olvidar por mirar a la esposa, y la hija misma, carente de un rol modelo, atraviesa sus propias crisis, de la mano de su comprensivo novio.
Casi Normal ha ganado tres premios Tony, lo cual es resultado de un largo proceso, que empezó con un pequeño sketch de 10 minutos, en el 2002, en donde se hacía una crítica al tratamiento que se da a ciertas enfermedades psicológicas. Los que asistan, podrán seguro reconocer esta semilla en medio de las numerosas escenas, en donde la paciente debe atiborrarse de un sinfín de pastillas…Tras varios años y revisiones, ingresa al circuito Off-Broadway y luego a Broadway con la versión que podemos apreciar hoy, llena de emotivas canciones, muchas de las cuales no he podido dejar de adquirir para oírlas a discreción.
Tuve oportunidad de ver el montaje en Broadway un año atrás, y la verdad es que la entrega limeña es una magnífica adaptación, con el añadido de poder disfrutar en nuestro idioma de un espectáculo de primera calidad. No se la pierdan.