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Giuseppe Albatrino

Escritor, Dramaturgo y Divulgador Científico

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Sci & Tech

¿Y si E.T. vuelve armado hasta los dientes?

30 abril, 2010 by Giuseppe Albatrino

A próposito de la noticia donde Stephen Hawking advierte sobre los extraterrestres.

      Las posturas con respecto a los extraterrestres han ido variando conforme nuevos descubrimientos iluminan el asunto. Antes del hallazgo de planetas fuera del Sistema Solar o de formas de vida en inhóspitas áreas de la misma Tierra, se pensaba que su existencia podría ser algo muy escaso o extremadamente inusual, pero con el surgimiento de nuevos datos, el entusiasmo aumenta y se les busca ya sea en los casquetes polares de Marte o pegando nuestras orejas al cielo, mediante radiotelescopios. Ante esto, se ha alzado la voz disidente de una de las mentes más brillantes de nuestro siglo, Stephen Hawking, y dado el impacto de la noticia, creo no está de más aportar mi granito de arena al debate con algunos comentarios.

      A lo largo de su corta historia, la ciencia ficción ha representado muchos encuentros con alienígenas. Por ejemplo, ya en 1953 en su libro “El fin de la infancia”, Arthur C. Clarke nos narra la llegada de enormes naves que se posan sobre las principales ciudades, cuyos tripulantes convocan al secretario general de la ONU (¿alguien dijo “V”?) pero su misterioso fin, no es la destrucción de la humanidad sino, por el contrario, la transformación de la misma en una especie superior. Variantes de esta intromisión de nuestros cielos las plantean la serie “V – Invasión Extraterrestre” y la película “Día de la Independencia” en las cuales lo único que buscan nuestros visitantes es aniquilarnos y llevarse los recursos naturales del planeta. La tesis de Hawking va, justamente, en este sentido.

      Parece ser que desde la época de H.G. Wells y su “Guerra de los Mundos”, la imagen que los escritores y guionistas tienen de estos encuentros no ha sido muy positiva, con algunas excepciones como E.T., Contacto o la antes mencionada de Clarke, priman las versiones pesimistas. Creo que se debe, y esto nos lo recuerda el físico británico, a que en nuestra propia historia cuando una civilización tecnológicamente superior ha descubierto a otra inferior, pues, el final no es muy bueno para los ultimos: los conquistadores que vinieron a América avasallaron a los nativos.

      Ante tan sombría perspectiva, Hawking considera que intentar contactar a estos seres del espacio es “algo arriesgado” y que por el contrario, la humanidad debería hacer todo lo que esté a su alcance para evitarlo, lo cual es… ¡exactamente lo contrario a lo que estamos haciendo!. Recordemos que desde la década de los sesenta, se han enviado mensajes de saludos a las estrellas, ya sea por medio de ondas electromagnéticas o placas adheridas a sondas espaciales con diversos grabados y figuras representativas. Ninguno de estos envíos es reversible, ellos llegarán en su momento a otros cuerpos celestes y no podemos hacer nada para evitarlo, ojalá con algo de suerte no se topen con los receptores equivocados. Pero no hay de qué preocuparse, difícilmente nos afectará a nosotros, es tan sólo uno de los pequeños problemas que estamos dejando a las generaciones venideras…

Publicado en: Sci & Tech Etiquetado como: ciencia ficción

Sobre la ciencia y los horóscopos

27 abril, 2010 by Giuseppe Albatrino

Si bien es común toparnos con horóscopos en el día a día a través de la radio, periódicos y revistas o el que alguna vez nos hayan preguntado por nuestro signo zodiacal para “conocer nuestro carácter”, creo válido exponer en estas líneas unas pocas observaciones acerca de esta pseudociencia llamada astrología.

      Es importante aclarar, en primer lugar, que la astrología no es una ciencia, no emplea el método científico y sus afirmaciones no tienen fundamento, por decir lo menos.  Lo que sus practicantes, llamados astrólogos, ofrecen, se encuentra básicamente en dos campos de acción: predecir el futuro y darnos a conocer nuestra personalidad, supuestamente basados en la posición de los astros, siendo de particular importancia las estrellas y las constelaciones zodiacales.  Por ello, considero necesario definir ambos conceptos, para lo cual pido al lector un poco de paciencia.

      En una noche despejada, alcanzamos a ver algunos centenares de estrellas, pequeños puntos que en realidad son soles, como el nuestro, cuya luz ha viajado durante años a una increíble velocidad.  Si decidimos unir estos “puntos” mediante líneas imaginarias, podríamos obtener diversas figuras (¿cómo la de un celular?, ¿una laptop?) como lo ha venido haciendo el hombre por milenios, con la diferencia que en épocas anteriores no existían aparatos electrónicos sino, más bien, arados, flechas, personajes mitológicos y, por supuesto, animales (de allí el “zoo” del termino zoodiacal).  A estas figuras formadas de manera tan arbitraria, las llamamos constelaciones y hay ochentaiocho.

      En el siglo pasado, los astrónomos decidieron estandarizar todas las constelaciones, tomando como base aquellas que han existido en las diversas culturas que pueblan la Tierra.  De este numeroso grupo, existe un subgrupo que se encuentra atravesando cierta región especial del cielo, aquella que recorre el Sol en su camino diario desde el amanecer al atardecer (que recibe el nombre de plano de la Eclíptica); esta especial cofradía de imágenes intersectadas por él recibe el nombre de constelaciones del zodiaco, que no son doce, sino… ¡trece!.  Lamentablemente, parece que los astrólogos actuales no miran el cielo sino notarían que tras dos mil años de historia, el eje de la Tierra se ha movido lo suficiente (por el movimiento de precesión) para que incluyamos a la constelación de Ofiuco. Dado el desfase existente, el supuesto “signo” que cada uno cree tener no se corresponde con la realidad observable, sino que, por ejemplo, quien cree ser Leo no ha nacido cuando el Sol transitaba por la constelación del León sino la de Cáncer.

      Aún si los astrólogos fuesen verdaderos estudiosos de las estrellas, ¿tiene sentido pensar que cuerpos tan lejanos reunidos en caprichosas figuras dictaminan nuestro futuro o nuestras personalidades? O que cada día en el Perú, ¿hay doce grupos de 2 millones y medio de personas cada uno, que por su fecha de nacimiento comparten la misma suerte y manera de ser?. En lo personal, creo que no tiene sentido. ¿Algún lector quiere opinar?

Publicado en: Sci & Tech Etiquetado como: horoscopos

Ganador del Nobel de física, pintor y abridor de cajas fuertes

21 marzo, 2010 by Giuseppe Albatrino

“What I cannot create, I do not understand”
Richard Feynman, anotación dejada en su pizarra antes de morir.

      Imagine esto: Un hombre en sus cuarenta intenta entregar un cuadro que le comisionaron para una casa de masajes, dado que el dueño fue arrestado, guarda su obra de nuevo en la camioneta y, con la bendición de su esposa, recorre los burdeles de Pasadena (California) para intentar venderlo. ¿Me creería que estoy hablando de uno de los mayores físicos del siglo pasado?, ¿de un ganador del Nobel de física?

      Tras leer sobre la vida de varios científicos e ingenieros, puedo decir que la de Richard Feynman (1918-1988), nuestro pintor, tiene una de las más coloridas y llamativas con las que me he podido encontrar; pareciese que su mente curiosa e inquisitiva nunca podía quedarse quieta, ya sea para ser el primero en descubrir una ley oculta del microcosmos, gastar bromas a sus colegas y funcionarios públicos o romper las normas que le impusiesen. Sus intereses fueron más allá de la física, cursó con los mejores temas de biología, matemáticas, psicología o filosofía, fuera del mundo académico aprendió a pintar y en Brasil, en una escuela de samba de las clases marginales, a tocar la frigideira lo bastante bien como para ser incluido en el carnaval de Río.

      Sus credenciales lo llevaron a participar como joven profesional en el proyecto Manhattan, que tuvo por meta el construir la primera bomba atómica, para lo cual se trasladó a los Álamos, a una pequeña ciudad cercada que los militares habían construido en secreto y en donde en su tiempo libre se empeñaba en cosas creativas como aprender a abrir cajas fuertes o reparar las calculadoras (en aquella época mecánicas) y computadoras que constantemente se malograban, a tal punto que si alguien necesitaba el documento de un colega que se encontraba de viaje y no podían ubicarlo, pedían los servicios del curioso profesor. Se entretenía probando los niveles de control que por la guerra habían impuesto a las comunicaciones, buscando los límites de lo permitido; esta libre actitud es clara cuando en la primera prueba de la Bomba no usó los lentes oscuros que le dieron sino que, luego de un examen lógico de la situación, se convierte en probablemente el primer observador en mirar una explosión nuclear con sus propios ojos.

      Siendo yo alumno universitario compré uno de sus textos de física, por entonces sabía muy poco de la fama que precedía al autor, pero entre los varios que leí por entonces, el suyo se diferenciaba del resto por la inusual profundidad con la que abarca cada fenómeno; podía decir las cosas más complicadas de la forma más clara posible por el simple hecho de que las entendía como pocos. Quizá por ello al leer hoy su semi autobiográfico “Surely You’re Joking, Mr. Feynman!” uno puede deleitarse, pero no tanto sorprenderse, al saber que de niño reparaba radios “pensando” o creaba sus propias demostraciones de teoremas que muchos años después encontraría en estudios superiores.

      Dos años antes de su muerte, el laureado Nobel, quien en su momento pensó en rechazar el premio por no gustarle las pompas, fue convocado para formar parte del panel que investigó la catástrofe del transbordador Challenger. Su participación fue fundamental y ya es legendario el experimento que realizó de improviso para demostrar la fragilidad a bajas temperaturas de un material de los cohetes: en una reunión de trabajo sumergió una muestra en un vaso de agua fría, tras lo cual era visible la fragilidad del elemento, que en su momento fue expuesto a las temperaturas que reinaron el día del fatídico despegue que acabó con la vida de siete astronautas.

      Al leer el sin fin de anécdotas que nos presenta en Surely, uno no puede dejar de hacerlo sin una constante sonrisa en los labios o sin sentirse invitado a conocer más del funcionamiento del mundo que nos rodea a traves de la ciencia, después de todo, parece que la mayor parte del tiempo le fue muy divertido.

________________________________

PS: Quizá algunos encuentren interesante saber que hay una obra de teatro que gira en torno a Feynman y en la cual es el único personaje en escena, se llama QED, y en el primer montaje lo interpretó el gran Alan Alda; apenas termine de leerla espero poder comentarla.

Publicado en: Libros, Sci & Tech Etiquetado como: Feynman

Obama cancela el nuevo programa lunar tripulado

1 marzo, 2010 by Giuseppe Albatrino

      Entre las 126 cancelaciones, reducciones y otras áreas de ahorro propuestas en el actual presupuesto de los Estados Unidos figura el terminar, radicalmente y sin entregar un solo centavo más, con el programa Constellation que, dirigido por la NASA, tiene entre sus metas el llevar astronautas en un vehículo reusable al espacio y el de colocar de nuevo al hombre sobre la Luna. Como era de esperarse, entre los sectores involucrados, las reacciones se encuentran divididas entre dos polos antagónicos y distantes, la gran pregunta que surge es: ¿debe cancelarse esta iniciativa espacial que ya va costando nueve mil millones de dólares y que contiene una meta tan importante?
      Un desencuentro tan visible de opiniones no era difícil de esperar, pocos de los otros 125 desafortunados miembros de la lista están ligados tan directamente al orgullo nacional y a un liderazgo indiscutible que parece estar a punto de ser entregado a las nuevas naciones, que empiezan a aventurarse con mayor confianza más allá de la última frontera. Para los que seguimos con frecuencia este rubro de noticias, ha sido una sorpresa el repentino anuncio, pero parece que también lo ha sido para el mismísimo personal de la NASA, cuya mayoría ha sido informada al mismo tiempo que el resto de simples mortales. Esto puede significar una mala estrategia de comunicación por parte de los defensores de la propuesta, lo cual no hace más que complicar la situación para Obama, quien se convertiría en el primer presidente en cancelar los planes espaciales de un antecesor en el cargo.
      Cuando el 2003 el transbordador Columbia se desintegró regresando a la tierra, George W. Bush no sólo ordenó un panel investigador del trágico accidente, sino que aprovechó en dictaminar lo que la Agencia Espacial debería hacer en las próximas décadas; como resultado de esto, nació el proyecto que ahora se encuentra en peligro de extinción. Como se definió en su momento, la nueva empresa se trataba de un “Apollo con esteroides”, es decir, se haría lo mismo que se hizo en el pasado, pero con tecnología actual. Para muchos, y me incluyo, parece ser la misma tecnología “de siempre” pero con nuevo maquillaje. Lo curioso de todo es que, a pesar de basarse en desarrollos ya existentes, el nuevo hijo de Bush tenía ya miles de millones de dólares de sobrecostos y años de atraso.
      Muchos parecen olvidar que la actual iniciativa de la Casa Blanca no se compone únicamente de esta acción revocadora, por el contrario, el dinero asignado a la NASA se irá incrementando con dos objetivos en paralelo: Crear “nuevas capacidades” y promover la industria privada de los vuelos espaciales al sector privado. Esto significa un cambio fundamental en la manera en que las cosas han venido trabajando en la joven industria aeroespacial, estamos ante un nuevo paradigma: El gobierno se dedicará a investigar nuevas formas de construir cohetes pesados, propulsar naves, crear contenedores a prueba de radiación, formas de armar estructuras en el espacio (todo esto son “capacidades”) mientras que “otros” crean los medios para alcanzar la órbita baja de la Tierra.
      Esto no parece complacer a todos, y tal como sucede cada vez que una aventura tecnológica amenaza con desaparecer, los congresistas de los estados afectados en donde se construyen las piezas del Constellation ya han pegado el grito en el cielo y amenazan con no aprobar el documento en el poder legislativo. Frente a ellos, el nuevo administrador de la Agencia Espacial, Charles Bolden, se muestra confiado: “Imaginen viajes a Marte que tomen semanas en vez de casi un año, gente desplegándose por el sistema solar, explorando la Luna, asteroides y Marte casi simultáneamente. Eso es lo que el plan del presidente permitirá una vez desarrollemos las nuevas capacidades para hacerlo realidad”
      Estamos ante un importante debate, que dictará el futuro del programa espacial americano. El presidente Obama se encuentra ante una venta difícil que no solo acompaña a todo cambio de paradigma, sino que se complica por la cantidad de intereses involucrados.

Publicado en: Sci & Tech Etiquetado como: Apollo, llegada a la Luna, NASA

Sobre secretarias, congresos y científicos

10 febrero, 2010 by Giuseppe Albatrino

      Los lunes por las mañanas guardan, en mi opinión, cierta curiosa relación con las noches de luna llena: cierto nivel de locura se respira en el ambiente. Al menos es la impresión que obtengo al volante del carro, o al notar el desperezo forzado que viene tras el fin de semana. Sin embargo, no imaginé que sería testigo de cómo la insania se haría presente en un par de noticias que, de alguna manera, son dos caras de la misma moneda.
      Por Radio Programas entrevistaban a Modesto Montoya, un renombrado hombre de ciencia a quien he podido leer y escuchar en varias ocasiones, de una manera muy articulada presentaba el caso de un colega, perdón que no recuerde el nombre, al que no podía contratar para el Estado. Se trataba de un prestigioso científico, quien había estudiado y trabajado en el exterior especializándose en materiales y nanotecnología, había manipulado microprocesadores (chips) a escala muy reducida, pero dado que el Perú aún no puede ni soñar con el tema (eso lo digo yo, no los amables académicos) tenía una oferta para laborar, por ejemplo, con las propiedades de la madera, producto que exportamos, para que sea más resistente, durable o tenga mejores acabados (incrementando su valor en el mercado).
      Se extrae del diálogo con el doctor Montoya, el hecho que actualmente su laboratorio tiene menos de cinco empleados y que no puede contratar los veinte que necesita porque, como en este caso, no se trata de jueces o militares, sino de científicos, y hay una ley que lo prohíbe. Conclusión: normativamente somos un país necio que rechaza la ciencia y tecnología en beneficio de, por ejemplo, nuestro exitoso y honroso sistema judicial.
La triste historia que ya no sorprende, dado el adormecimiento que genera la costumbre de verla repetida todos los días, hubiera quedado sepultada en mi memoria de no ser por la otra cara de la moneda: el Presidente del Parlamento, generosísimo con el dinero de los contribuyentes, ha incrementado el sueldo de sus secretarias de manera que las pobres no tengan que envidiar lo que ganan los Generales del Ejército o, para tal caso, muchísimos profesionales del Estado o del sector privado. Súmese a esto las promesas rotas de incrementos a policías, maestros y médicos y tendremos que el Parlamentario aprista ha tenido un gesto tan atinado como llevar vestido rojo en velorio (no estoy diciendo que LAC use vestido, porsiacaso)
      Finalmente, para cerrar lo que empezó el lunático lunes, es trágico notar que el sueldo de las afortunadas trabajadoras del Parlamento, duplica por lo menos, a lo ofrecido al científico que no pudo ser contratado.

Publicado en: Sci & Tech, Vivencias y Opinión Etiquetado como: Actualidad

Lecciones desde el proyecto que llevó al hombre a la Luna

16 noviembre, 2009 by Giuseppe Albatrino

      El proyecto Apolo representa lo que una nación puede lograr cuando las metas son claramente establecidas, el gobierno asigna los recursos necesarios y se cuenta con un sector industrial-académico lo suficientemente desarrollado trabajando en conjunto. Si bien, constantemente se señala que la humanidad entera dio sus pasos con Armstrong en la Luna, no se debe olvidar que fue el esfuerzo, y presupuesto, de un país el que lo hizo posible, en medio de una competición internacional con la extinta Unión Soviética.

      Hoy, que muchas naciones grandes o pequeñas en número de habitantes, han caído en cuenta de que invertir en la generación de conocimiento en ciencia y tecnología crea una mayor riqueza, es importante recordarnos algunas lecciones provenientes de aquella compleja iniciativa que llevó al hombre a donde nunca antes había llegado.

1) El dinero dirigido a la Investigación y Desarrollo (I+D) es una inversión que da dividendos

      Cuando Kennedy comprometió a los Estados Unidos a llegar a la Luna, antes del fin de la década de los sesenta, la experiencia espacial de su nación era tan solo el vuelo de quince minutos de Alan Shepard en una pequeña nave monoplaza. La tarea encomendada a la NASA, significó que hubo que construir nuevas computadoras (más pequeñas y potentes), nuevos materiales (como metales más ligeros y resistentes), nuevos motores cohetes (más confiables), nuevas formas de almacenar energía (baterías, pilas) y un sin número de aparatos que permitieron a los astronautas sobrevivir en el hostil paraje selenita. ¿Resultado? Se inventaron nuevas tecnologías que también impactaron en la industria, puesto que muchas de ellas se derivaban a otros ámbitos, tales como mejores comidas deshidratadas, sistemas de purificación de agua, máquinas de diálisis, satélites para monitorear el clima…
      Los 26,000 millones de dólares que en la época se gastó en el programa, no solo crearon miles de puestos de empleos altamente calificados, ya de por sí una inyección favorable a la economía, sino que creo importantes avances que significaron una ventaja competitiva para la nación del norte. De acuerdo a los economistas Robert Solow y Michael J. Boskin, un tercio o más de su crecimiento económico en los pasados 50 años puede ser atribuido, justamente, a los avances de la ciencia y la tecnología.

2) El gobierno, las universidades y las empresas deben ir de la mano para generar conocimiento

      Apolo significó el trabajo coordinado de más de 300,000 personas, la mayor parte de ellos científicos, ingenieros, técnicos y administradores; todos repartidos en el gobierno, las universidades y el sector privado. Por ejemplo, el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) construyó el sistema de guiado que orientaba a la nave así como la computadora de abordo, mientras que trabajando en el gobierno, Von Braun diseñaba los planos del gigantesco cohete Saturno V y encargaba la construcción a un conjunto de empresas privadas. Ese tipo de sinergia, ayudó a vencer al esfuerzo soviético, más monolítico en esencia.

3) No se puede llevar a cabo un proyecto si no se cuenta con las organizaciones y personas capaces de hacerlo

      En su año más exigente, la agencia espacial norteamericana llegó a recibir el 0.5% del PBI del Gobierno Americano, sin embargo, creo que este enorme monto no hubiera bastado, de no contarse con las personas, tanto en número como en experticia, necesarias. El programa lunar, se fundó sobre muchas organizaciones ya existentes, la misma NASA partía de la ahora desconocida NACA. Así mismo, las empresas participantes crecieron enormemente, por ejemplo la constructora del módulo lunar, la empresa Grumman, pasó de tener unos cientos de empleados en el sector espacial a nueve mil en apenas un par de años. Esto no hubiera sido posible si en el mercado laboral no hubiera existido el número suficiente de científicos, ingenieros y técnicos debidamente calificados

4) Los grandes proyectos requieren el compromiso constante de tiempo y esfuerzo

      Ninguna meta grande puede cumplirse en un día o en un trimestre; así como las grandes construcciones de la antigüedad tardaron décadas en lograrse y el mismo proyecto lunar más de ocho años, sin un gobierno paciente que sabe que la innovación tecnológica no implica siempre resultados inmediatos, hubiera sido imposible dar el pequeño gran paso aquel mes de Julio de 1969. La carrera espacial implicó tres administraciones sucesivas durante las cuales no se cambió la meta pautada por el joven Presidente.

      El éxito del Apolo representa un punto de referencia sobre el cual comparar nuevos logros, no solo con respecto a la frontera espacial, sino sobre lo que un colectivo puede lograr; sin lugar a dudas, muchas de sus lecciones pueden ser aplicadas hoy en día, por estados que creen que la generación de conocimiento y compromisos a largo plazo son una inversión importante y necesaria.

Publicado en: Sci & Tech Etiquetado como: Apollo, Apolo, espacio, llegada a la Luna, Luna, proyectos

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